El grancanario Iván Martín, que se desdobló de forma magistral al frente de la Orquesta Filarmónica de Gran Canaria, con batuta y piano, mantiene una concentración más austera que la de los futbolistas. Antes del concierto se acomodó en La Oliva, gafas de sol y la mirada puesta en Las Canteras, una Coca-Cola Zero y completó, en soledad, un saludable almuerzo, mientras algunos conocidos le contemplaban con admiración artística.