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Reflexión

Junts pel 100%

Como en todas las elecciones, casi todos los partidos se mostraron triunfalistas ante el resultado, pero el pletórico Artur Mas no declaró la independencia. El plebiscito escondido tras las elecciones al Parlament de Catalunya no obtuvo el porcentaje de votos que esperaba (a falta de un tres per cent, ¿justicia poética?) para que una declaración de independencia no fuera algo ridículo y temerario. Junts pel sí y CUP tienen los escaños y un panorama complejo para formar gobierno, pero no pueden decir que la mayoría de catalanes haya votado a favor de la independencia. Y eso pesa.

La lectura principal es que estas elecciones han sido diferentes para disimular lo de siempre.

Diferentes porque, como las muñecas matruscas, había procesos escondidos dentro de otros. Se han celebrado unas elecciones autonómicas que escondían un plebiscito que a su vez escondía la mala gestión de la crisis tanto del Tripartito como de Mas y los casos de corrupción. Recuerden la crispación en Barcelona y las manifestaciones por las que Mas tuvo que llegar en helicóptero al Parlament el 15 de junio del 2011.

Diferentes porque había un órdago independentista sobre la mesa que ha desplazado el foco de atención de la corrupción hacía las ansias de soberanía situando al enemigo fuera de casa con el Espanya ens roba. A día de hoy, en Catalunya, hay más imputados por causas de corrupción que helicópteros. Mejor el enemigo fuera. Además, este es un juego cómodo para los dos grandes partidos generalistas. Buscar soluciones para paliar los problemas sociales y luchas por la igualdad entre españoles consagrada en la Constitución Española es mucho pedir, para eso hay que trabajar.

Si el referéndum hubiera sido sobre independizarse de las castas corruptas (de los Pujol, Millet, Pretoria y el tres per cent) estoy convencido que habría sacado mejor resultado que la propuesta soberanista. Los catalanes quieren vivir tranquilos en su tierra, la cuestión identitaria no es tan prioritaria como la social.

Ahora toca formar gobierno y no va a ser nada sencillo. Pero el meollo está en que disimulan lo de siempre. Este baile electoral ha consistido más en pactar una presión suficiente para exigir el cupo vasco para Catalunya. El ministro García-Margallo lleva años proponiendo que se ceda el 100% del IRPF, alineándose con la burguesía catalana.

Ante un PP perdido y desconectado desde al autonómicas (¿y las europeas?) y la semidisuelta Unió Democràtica, sus respectivos votantes han buscado cobijo en un partido como C's, que recoge el guante del 100% para Catalunya. Las palabras de Margallo fueron recogidas hace un año por Luis Garicano. Los acuerdos de las próximas semanas lamentablemente irán en esa dirección. Seguiré vigilante para que el proceso no termine en la transferencia del 100% del IRPF, porque sería una violación del principio de solidaridad, además de un desastre para el resto de comunidades. No ganó el Junts pel sí, pero sí el Junts pel 100%.

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