Y me cuenta el caminante, como si tal cosa fuera posible, "el Papa Francisco está con Artur Mas." No me sorprendo porque tengo entendido que el presidente de la Generalitat en funciones es católico. "Pero está para algo importante, no para hablar de cuestiones teológicas, ni tan siquiera para confesar" prosigue el caminante, "está con él para saber de verdad lo que piensa el de la Moncloa, para descubrir sus procesos neuronales a través del Sumo Pontífice y así preparar la siguiente jugada." El caminante apenas tiene imaginación con lo que pienso que me está facilitando datos reales, señas pequeñitas de cosas que ha ido recogiendo en su periplo permanente de castigo pero ciertas, pues nadie se atreve a mentir al caminante. "Mas ya sabe, por Francisco, que los almogávares no serán consentidos, que será imposible su constitución como tropa regular aunque griten muy fuerte, como hacían hace siglos, su "deseperta ferro", nada, imposible, que Rajoy no va a transigir con eso tampoco. Lo cual ha llevado a Mas a un cierto desespero, sobre todo porque los suyos, los que le han acompañado en la lista y en el proceso, no entienden de esencias sino de inmanencias, y ahí él se mueve con dificultad." El caminante frunce un poco el ceño cuando me cuenta estas cosas, se recela porque piensa que ha tirado un poco su voto, porque le parece que si casi una mitad no es todo, tampoco un poco más de la mitad, y dividido, puede ser mucho. "Francisco también comprende que las emociones no son judiciales ni pueden ser tratadas con los bálsamos de la justicia, que hace falta generosidad y ternura, y que siempre que uno vierte gasolina en un fuego, los ánimos se encrespan. Todo eso se lo ha dicho a Mariano, pero este hombre es muy difícil, casi adusto, empecinado y olvidadizo. Mas lo sabe de siempre y le preocupa perder el pasaporte." El caminante a veces exagera, nadie se imagina a Mas preocupado por la pérdida de su pasaporte, ¿o sí? Enseña muy ufano su Documento Nacional de Identidad cuando acude a votar, le digo al caminante. "Es un gesto pactado, un guiño como esos que hacen los de la tele a sus amigos. Le está diciendo a Rajoy que todavía lo tiene y que nadie se lo puede quitar. Sin embargo, a Mariano le da igual: los del CNI le han recetado aspirinas." El caminante respira inquieto y se erige en pensamiento único. Por fin, con horas de sueño, he conseguido apagar el televisor.