Aunque no me gustan las transcripciones, debo admitir, con gusto, que las reducciones a pequeña orquesta de obras de Mahler, me convencieron y gocé no poco del concierto inaugural de esta temporada de la veterana Sociedad Filarmónica.
Una Orquesta de quince miembros (uno por instrumento) fue capaz de interpretar con una afinación envidiable los Lieder eines fahrenden Gesellen y la Primera Sinfonía del compositor checo y esto fue lo más destacado de la velada: la extraordinaria afinación de la Orquesta del Atlántico, ya que no percibí ni un fallo durante toda la noche.
El barítono Augusto Brito cantó con mucha expresividad los Lieder, gustándonos particularmente el segundo Ging , heut' morgen über's Feld, con una voz de bajo-barítono muy adecuada aunque con una emisión mejorable, sobre todo en loas notas agudas, donde el cambio de color era muy sensible. La directora Isabel Costes se unió perfectamente al canto del solista dándonos una versión muy aplaudida por el público.
La Sinfonía tuvo una versión, insisto, afinadísima y en ello estribó lo mejor de su actuación, ya que la obra, sin duda, pierde con la reducción y ello se notó en la versión que adoleció de una cierta falta de continuidad en el discurso, siendo el Frères Jacques del tercer Movimiento lo mejor conseguido en su conjunto.
Quisiera mencionar a todos los componentes de la Orquesta, pero me basta con consignar que me dieron la sensación de que pueden actuar como solistas. Me gustaría verlos en alguna obra adecuada a esa formación. Y, sin querer, estoy pensando en el magnífico Octeto de Schubert.
