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Rubén Reja

El análisis

Rubén Reja

La 'segunda oportunidad' para VW

El caso Volkswagen (WV) echa humo. La crisis abierta en la marca germana por las emisiones fraudulentas de gases en vehículos diésel (11 millones de afectados) debe tener su particular escarnio. El que meta la pata que se atenga a las consecuencias. El que defrauda que lo pague, pero en su justa medida. A las sinceras disculpas de la compañía asegurando literalmente que la habían "cagado" habrá que unirle una compensación a los particulares. No puede ser de otra forma, pero de ahí a que se quiera linchar a la marca es excesivo. La imposición de multas millonarias por contaminar y las demandas colectivas son un auténtico dislate. VW ha sido, es y será el coche del pueblo. Una compañía que da empleo a más de 600.000 personas en todo el mundo, y cuyos vehículos rodarán por las principales arterias del planeta por mucho tiempo. Además, demasiadas familias dependen de VW y no tienen por qué ser cabeza de turco. No sería justo. De ahí la importancia de mantener en la medida de lo posible las inversiones previstas en sus respectivas plantas. La marca germana ha bajado la cabeza, entonado el mea culpa, y sólo queda trabajar al máximo para sufragar la trampa. Rectificar el error con humildad y constancia es clave. La atención al cliente defraudado debe ser prioritaria con el objetivo de paliar el daño causado. Uno de los principales fabricantes de coches del mundo y sus empleados se merecen la segunda oportunidad como decía Paco Costas en aquel programa sobre seguridad vial de TVE. La empresa alemana ha cometido un desatino empresarial, pero no ha matado a nadie. El duro golpe que trata de encajar la compañía con su prestigio y fiabilidad en entredicho no puede echar por tierra el trabajo de casi un siglo de actividad. Como dicen en Alemania, "el cliente es el rey" y eso se lo volverá a grabar a fuego, a buen seguro, la compañía. El drama no puede ir a más. Sería injusto porque la historia, su trayectoria, y las miles de familias que viven de las cuatro ruedas se merecen algo de comprensión. VW está en un doloroso pozo del que saldrá. Le llevará tiempo recomponerse, pero es cuestión de esfuerzo. El fraude de las emisiones ha hecho aún más famosa a la firma germana. Error de bulto que debe servirle para abrazar a partir de ya mismo la perfección. Retornar a ese estilo típico alemán que no da margen a la improvisación es el camino. La propia identidad de VW será el mejor acicate para recuperar el prestigio y la reputación. El pulso para recomponer los daños y aplicar eso de show don't tell (muestra en vez de contar) es la llave para generar la confianza que necesita destilar el coche del pueblo.

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