Después del último acto del papa Francisco en Estados Unidos con las familias en Filadelfia, que cerró con su actuación el cantante Andrea Bocelli, con el Padre nuestro. Bocelli había aceptado ese encargo porque recordaba las palabras de San Agustín de que el canto puede ser una forma extraordinaria de oración: "El que canta reza dos veces. Este es mi objetivo, mi intención: llevar la alegría de rezar juntos".

Bocelli conocía bien la importancia de su familia, Había contado, en otra ocasión, antes del estreno de Madre linda, una canción dedicada a su madre, a la que un médico le sugirió que interrumpiera el embarazo a causa de algunos problemas de salud y de la posibilidad de que el hijo naciera con malformaciones. "Si mi madre lo hubiera hecho", añadió, "yo no estaría aquí".

Bocelli no duda: "Francisco es una bendición dada al mundo. Siento por él sincera y profunda devoción. Creo que este viaje representa para Estados Unidos una preciosa ocasión para abrazar a este gigante de la fe: un hombre de Dios, un don del Cielo, un punto de referencia y una fuente providencial de esperanza para el mundo"? En los días de su visita sembró, paz y respeto a la libertad religiosa y al pensamiento de todos y cada uno. Sin embargo, no todos captaron sus mensajes.

Poco después de su marcha, se produce otra masacre de Universitarios en una escuela de Oregon; con más de 10 muertos y 20 personas heridas. Qué pretendía el asesino: manifestar su odio a la religión cuando entró en una de las aulas y preguntaba antes de disparar ¿eres creyente?