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El callejón del gato

Las elecciones llegan con Papá Noel

Una de las ventajas de que las elecciones sean en Navidad es que se puede aprovechar para a la hora de depositar la papeleta meter de paso la carta a los reyes magos.

Hay dos maneras de llegar al desastre: pedir lo imposible y retrasar lo inevitable; por eso, estoy convencido que el presidente Rajoy va a ser muy comedido a la hora de pedir. Me atrevería a decir, sin temor a equivocarme, que entre las peticiones incluirá que desaparezcan por arte de magia los golfos que han proliferado en el Partido Popular y que lo han tenido como rehén a la hora de tomar cualquier decisión; además que le dejen, en los zapatos junto al árbol, un par de portavoces que le defiendan, por lo menos, al mismo nivel y con igual entusiasmo del conocido tertuliano Paco Marhuenda.

Como no espabilen tiene toda la pinta que Ciutadans se va a merendar al PP al igual que este último hizo con la UCD en su día.

Albert Rivera, por su parte, sólo le pide a Santa Claus seguir en la cresta de la ola y amenaza con llevarse por delante a los populares, sumergidos en el tsunami creado por los Rato, Bárcenas, Granados y tantos otros empeñados en acabar con la derecha española para solaz alegría de radicales, antisistemas y demás partidos de izquierdas del arco parlamentario.

Pedro Sánchez por su parte pide carbón para el procaz "amigo invisible" por aquello del laicismo, que no es otro que Pablo Iglesias. Éste, a su vez, le pide a Garzón que deje de acosarle después del desamor entre ambos.

El principal escollo que tienen Ciutadans y el Partido Popular es que, cuando dos partidos desean la misma cosa no pueden gozar juntos compartiendo ideales y programas.

En fin, que el Niño Jesús, que no Jesús Posadas, les traiga turrón y butifarras, según la zona, para que vayan tirando otros cuatro años más viviendo de la sopa boba o no tan boba cuando vemos algunas de las prerrogativas que tienen los políticos: un ciudadano tiene que cotizar 35 años para percibir una jubilación y a los diputados les baste sólo con tres o con seis, según el caso, ya que los miembros del gobierno para cobrar la pensión máxima sólo necesiten jurar el cargo; o como sus señorías tienen casi cinco meses de vacaciones al año (¡48 días en Navidad, más 17 en Semana Santa -a pesar de que muchos de ellos se declaran laicos- más 82 días en verano!).

En cualquier caso siempre les queda comprar un décimo de lotería de Navidad, lo malo va a ser que si les toca a ver cómo se lo cuentan a la gente.

Los políticos son siempre realistas en maniobras para las próximas elecciones. Ellos son obsoletos para resolver problemas.

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