La Provincia - Diario de Las Palmas

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A la intemperie

Ideólogos

La filosofía desaparece de la dieta intelectual porque el pensamiento entorpece el avance del liberalismo económico. El pensamiento emite radiaciones que conviene aislar en zonas de exclusión. Se traza un perímetro en torno a él y se prohíbe la entrada para evitar que los jóvenes se contaminen. Se hizo en Chernóbil y se hizo en Fukushima, cuando sus respectivos desastres nucleares. La zona de exclusión queda así aureolada de misterio. Permanecen en ella las casas, con sus enseres, pues sus dueños han sido evacuados a toda prisa. La vegetación crece en los jardines. Los animales domésticos, que ignoran la prohibición, regresan con frecuencia a sus antiguos hogares y ocupan, frente al televisor apagado, el lugar en el que se acomodaban sus dueños. Ciertas personas entran de madrugada, clandestinamente, a la zona de exclusión para dar de comer a sus gatos, que se niegan a cambiar de domicilio. Los pájaros cruzan continuamente la frontera en una u otra dirección sin que las autoridades puedan hacer nada por evitarlo.

La Filosofía ha sido decretada zona de exclusión. Apenas se estudiará en el bachillerato por miedo a sus efectos contaminantes. Platón y Aristóteles permanecerán dentro del perímetro prohibido, como los gatos del párrafo anterior. Quizá sean leídos por gente que se aventure a penetrar en la zona sellada. Tal vez haya jóvenes rebeldes que se acerquen a la biblioteca de sus mayores y cojan un tomo de Lógica. Y que después del tomo de lógica se interesen por la historia de los sistemas filosóficos y averigüen por su cuenta, y con gran peligro para la estabilidad política, quiénes fueron Descartes o Kant o Spinoza. Tal vez se acerquen al existencialismo o al marxismo, quizá averigüen secretamente las diferencias entre la esencia o la existencia. ¡Qué peligro!

Seguro que quienes vienen creando desde hace tiempo zonas de exclusión en torno a las humanidades lo hacen con la mejor de sus voluntades. Es posible que argumenten para sí razones de orden práctico, pero en realidad, lo sepan o no, son ideólogos del tipo de José Ignacio Wert, nuestro anterior ministro de Educación. Y ya sabemos qué pensaba este hombre de los estudios.

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