La Provincia - Diario de Las Palmas

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Aula sin muros

Mujer antes de tiempo

La hija, de 13 años, de la famosa modelo Cindy Crawford se ha convertido en una ninfa de las pasarelas de moda. Una potente marca del mundo de la moda, el perfume y los complementos intenta lanzarla al estrellato. Otra empresa de la Óptica ha elegido el rostro de una adolescente de 16 años, hija del actor que creó una imagen más edulcorada y fantástica del mundo de la piratería, Jhonny Depp, para popularizar un nuevo modelo publicitario de lentes y gafas. Nada mejor que tener el privilegio de ser hija o hijo de famoso artista, deportista o financiero para que un o una vástago tengan asegurado un camerino o sean objeto de los focos de un escenario de postín. En el caso que nos ocupa se cumplen con creces los deseos de millones de niños que, en el mundo, han leído o les han leído, antes de dormirse, el cuento de Cenicienta: montarse en la carroza-calabaza de oro del glamour, la moda y soñar con príncipes azules que les lleven a fiestas palaciegas y, más tarde, a bodas en castillos encantados que hoy serían mansiones al lado de un lago o un puerto donde esperan limusinas o yates de comisionados o sátrapas del petróleo. Desde hace un tiempo se viene fraguando un discurso, patrocinado por los grandes consorcios de la moda que quieren convertir a menores de edad en personalidades consumadas. Sus cuerpos, todavía púberes, se exponen al aplauso de públicos expertos que las miran con la intención de convertirlas, si puede ser más pronto que tarde, en figurines y maniquís vivientes del diseño. Miles de jovencitas son atraídas, casi abducidas, por una propaganda engañosa: triunfar en el mundo de la pasarela, "fashions" de las multinacionales del famoseo con la promesa de contactos con modistas y modistos que le reporten fama y formas de ganar dinero fácil. Pero no todo son oropeles. Se puede pasar del anonimato a considerarse alguien de conocimiento público tan rápido como ha sido el encumbramiento de mujercitas que, hasta ayer, jugaban con muñecas. La edad adolescente está sometida a una serie de cambios por los que se transita de ser niña a convertirse en mujer. La irrupción de la menarquia o madurez sexual conlleva diferentes reacciones que pueden ser, según el temperamento y carácter de cada una, de excitación, alegría, temor, azoramiento o miedo. La capacidad de pensamiento abstracto le abre un campo de posibilidades y, sobre todo, el desarrollo moral, origen de la ética que le posibilita pensar por sí misma, ponerse en el lugar del otro y sopesar las consecuencias de su propia conducta aunque todavía resulta determinante la influencia del ambiente. Las adolescentes se encuentran en un momento de búsqueda de su propia identidad que les hace preguntarse "quien soy", tamizado por un mundo interior en construcción. El momentáneo aplauso, las expectativas de la propia familia para que sus hijas sean las primeras en llegar, les expone a confundir realidad con ficción y en una carrera desbocada por competir a una edad en la que deben privar valores como los del propio esfuerzo, la cooperación y solidaridad. Los cuidados de los promotores y halagos del público pueden servir, en un primer momento, de protección, pero después pueden dejar a muchas en el camino y a la mayoría en una frustración de no ver satisfechos sus deseos de un éxito prematuro en un mundo que muchas de las veces tiene más de fantasías que de aprendizajes u oficios duraderos.

El debate abierto no ha pasado inadvertido para el propio mundo de la moda. Así la internacional marca Vogue se comprometió a no utilizar, como modelos , a menores de 16 años. Igual que consorcios de diseñadores de Estados Unidos y Reino Unido. De otra parte la Alianza de modelos del Estado de Nueva York, ante presiones de instituciones de protección de la infancia e informes de especialistas en Psicología, Pediatría y Educación infantil estableció que las modelos menores de 16 años deben ser tratadas como artistas infantiles que deben tener limitación de horarios de trabajo y control de sus cuentas fiduciarias. Compromiso que, sin embargo, se ha roto en ocasiones. Estas iniciativas no han venido acompañadas de normas jurídicas de obligado cumplimiento. A mayor abundamiento no se advierte a los padres, tutores o familias de los peligros que supone despertar en menores deseos de éxito que reportan más inquietud y ansiedad que el logro de laureles inciertos. No es la primera vez que se da el caso de que la intromisión en este mundo viene acompañado de peligrosas dietas que terminan en un estados de depresión y problemas derivados de la propia imagen corporal. De aquí a la anorexia, un solo paso. Por ello el peligro existe si se sigue sometiendo, sin control, a estas adolescentes a la presión de las pasarelas y fatigosas sesiones de focos, fotos, poses, y galas promocionales. Porque "no es oro todo lo que reluce" y el maquillaje de sus caras de niñas, los labios pintados de carmín, el contoneo de los cuerpos vestidos de transparencias y lentejuelas y una mirada precoz de seducción hacen parecer a cualquier adolescente que se es mujer antes de tiempo.

fjpmontesdeoca@gmail. com

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