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Pepe Armas, un legado inmortal

Qué se necesita?" Esa era la frase por la que siempre recordaré a mi amigo Pepe Armas. Con su varita mágica, era capaz de conseguir casi todo lo que se proponía en torno a su gran pasión: el baloncesto. Con esas tres palabras, don José Vicente Faustino Armas Sosa, como lo llamaba yo, hacía lo posible y lo imposible porque se cumplieran todas las metas que se marcaban. Y ahí nunca le faltó la ambición porque era un auténtico visionario.

No lo vi dejar de pensar en el balón naranja. La primera vez que se me acercó no fue aquí. En Tenerife, durante mi homenaje de retirada, él, acompañado de Marcelo González, por entonces concejal de Deportes de Gáldar, se acercaron para ofrecerme un recuerdo de aquel día. Eran los dos únicos grancanarios que ese día llegaron hasta mí. Aquel gesto espontáneo me permitió empezar a descubrir a Pepe y regalarme una amistad de 25 años.

Porque en el momento de mi retirada me dio la oportunidad de embarcarme junto a él, el propio Marcelo y Maestro Pepe en un proyecto apasionante: levantar en Gáldar un mundo por y para el baloncesto. Pero no sólo para su municipio de residencia sino también para que ese movimiento se contagiase por toda la comarca del norte de Gran Canaria. Y lo conseguimos, con esfuerzo, mucho trabajo y siempre con esa frase. "¿Qué se necesita?"

Sin ego, sin protagonismo, siempre cercano y cariñoso, era el primero en llegar a los entrenamientos y el último en irse. Porque a Pepe lo que le gustaba era estar en la cancha. Desde mover una canasta o sacar los balones de las redes a conseguir un equipaje para la cadena o mover un patrocinio para el equipo. Todo lo que pudiera estar a su alcance y también lo que no, intentaba conseguirlo. Era presidente, pero sobre todo era un gregario.

Mientras los chichos de los barrios de Gáldar disfrutaban del baloncesto con decenas de campus, cursos y escuelas en casi todos los puntos del municipio, su mente no dejaba de maquinar proyectos de mayor magnitud que ayudasen a engancharse a disfrutar de este deporte. Cientos de ideas que despachaba y cumplía como conseguir llevar el All Star Wiston, la visita de la Universidad de North Carolina o los Globetrotters en un pueblo de poco más de 20.000 habitantes.

Pepe se fue hace casi una semana, pero su legado está presente. Porque ahí siguen toda una legión de entrenadores de baloncesto en el municipio de su cuño como son Paco Trujillo, Fernando Galván, Lorenzo Godoy, Pacheco, Toba Guzmán, Jesús Suárez o Roque junto a su mujer Loli; su liga de baloncesto aficionado o la pasión que creó por un deporte en toda la comarca. Todo robándole tiempo a Nélida, su mujer, y a Adal y Naíra, sus hijos. Ellos eran su otro gran amor. "¿Qué se necesita?". Pues probablemente te necesitábamos a ti, Pepe, porque amigo, te nos adelantaste en el tiempo para todo. Siempre lo recordaremos.

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