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Opinión

De Jauja a Pyongyang

Haciendo uso de la invitación que me cursa el Sr. Millares en su artículo jaujino, escrito para justificar la actuación municipal en el cierre del Sotavento y repeler las críticas recibidas, no tengo más remedio que referirme a los errores en que ha incurrido el gobierno tripartito en la gestión y posterior explicación del desaguisado y a las contradicciones en las que han incurrido, de las que, por cierto, no se escapa el Sr. Millares en su pedagógico artículo.

He dicho, y ahora repito, que se han venido comportando como el nuevo sheriff que llega a la ciudad o mejor dicho: "Podemos ha llegado a la ciudad", enviando mensajes de advertencia y de aviso a navegantes: "A ver cuál es el próximo negocio que cierro", ha dicho el Sr. Doreste en tono jocoso, pero destilando un estilo más propio del comunismo rancio.

También he tildado a este tripartito de incompetente por la forma de gestionar una situación que nunca debió terminar en el cierre del centro comercial. Y hago esta afirmación apoyándome en las propias declaraciones de los responsables municipales.

Lo que al principio pareció un cierre obligado por los "gravísimos incumplimientos y riesgos para la seguridad de las personas", comparación con Madrid Arena incluida, pasó a ser "defectos fáciles de resolver" según escuché en la radio al concejal Doreste o "podían haberlo evitado si hubiesen presentado la declaración responsable como hace semanas le ofrecimos", Hidalgo dixit, desmentido, por cierto, por los empresarios afectados.

Y dejo para el final la reflexión sobre si la situación del Sotavento es una cuestión técnica o política. Si releemos las declaraciones de Doreste veremos que siempre la situó en el ámbito técnico: "Es cuestión de los técnicos. No podíamos hacer otra cosa", se apresuró a decir para sacudirse la responsabilidad. Sin embargo, su compañero podemista Millares, en el artículo que contesto, le contradice para decir: "¿Debemos hacer la vista gorda como ha hecho el anterior equipo municipal del señor Cardona o debemos impedir que Jauja reine entre nosotros? ¿Por qué no se ha actuado con anterioridad?", termina preguntándose, antes de invitarme a responderle. ¿En qué quedamos? ¿Estamos a una cuestión técnica o política? Es evidente que Millares considera que hay margen para la actuación política, que me reprocha. Sus malintencionadas preguntas deslizan la acusación de que el gobierno municipal que dirigí no actuó, a sabiendas de la irregular o ilegal situación del centro comercial. No puedo dejarlo pasar. Es evidente que estamos ante una falsedad más de este tripartito que empieza a abusar de las mentiras para justificar su incompetencia. Teniendo en cuenta que los técnicos en esta materia son los mismos, antes y ahora, si hubiesen existido denuncias o informes técnicos que avalaran la acusación de Millares se habrían conocido en tiempo real. ¿O es que insinúa que los técnicos los han ocultado? Se ha pasado tres pueblos Millares, calumniando. De Jauja a Pyongyang.

Por cierto, mucho antes de que el chileno Juan Rafael Allende escribiera La República de Jauja, el pintor Brueghel pintó El país de Jauja, cuadro que representa a tres hombres vencidos por sus excesos. No sé por qué pero no he podido evitar la comparación.

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