La Provincia - Diario de Las Palmas

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Inventario de perplejidades

Genocidios y conmemoraciones

Alos alumnos que en Preuniversitario tuvimos que estudiar un curso monográfico sobre los Cronistas de Indias nos interesó bastante la polémica desatada por unas breves manifestaciones de la alcaldesa de Barcelona en las que, tras calificar de "genocidio" la colonización de América por el imperio español, criticó el gasto que supuso su conmemoración en Madrid el pasado 12 de octubre. Según ha trascendido, la factura del desfile militar por el Paseo de la Castellana y de la recepción posterior en el Palacio de Oriente ascendió a 800.000 euros y a la alcaldesa le debió de parecer una costumbre bárbara que en un moderno estado democrático se celebre una matanza con semejante despliegue de medios. La crítica adolece de una cierta simplificación. En realidad, lo que se celebra el 12 de octubre no es el descubrimiento de América por Cristóbal Colón (que también) sino la fiesta nacional de un estado que adoptó en 1978 la forma de monarquía parlamentaria tras una larga dictadura militar. Antes de eso, el 12 de octubre se conmemoraba el Día de la Raza, que luego pasó a festejarse como Día de la Hispanidad, hasta que en 1981 se decretó el formato actual. Las autoridades quizás deberían haber hecho coincidir el Día de la Constitución con la Fiesta Nacional y aprovechar la fecha para celebrar también el desfile y la recepción en palacio. Pero, mover el calendario festivo es complicado, suele traer mucha polémica y prefirieron mantener el tradicional 12 de octubre. Una fecha que, además de festejar el descubrimiento de América, la Raza, y la Hispanidad, rinde asimismo homenaje a la Virgen del Pilar, aquella Virgen belicosa que tanto nos ayudó en la guerra de la Independencia contra los franceses (tanto, que le dimos tratamiento de capitán general del Ejército, una graduación que comparte con el general Franco, el general Muñoz Grandes, y creo que también con el general Gutiérrez Mellado, cuyo principal hecho de armas fue haber resistido el zarandeo de Tejero durante el asalto al Congreso). Al margen de esas disquisiciones, a los alumnos que hubimos de estudiar en Preuniversitario un curso monográfico sobre los Cronistas de Indias, la polémica sobre si la actuación del imperio español en América debe o no ser calificada como "genocidio" nos parece un tanto superada. Lo que se sabe con certeza es que hubo matanzas y crueldades innumerables contra la población indígena, a las que hay que sumar las decenas de miles de víctimas causadas por la transmisión de enfermedades que llevamos desde Europa y que allí eran desconocidas. Pero también es cierto que hubo iniciativas bienintencionadas para proteger legalmente a los nativos como la de Fray Bartolomé de las Casas. Todas las guerras de conquista son brutales y las del imperio español en América no podían ser una excepción. Como no lo fueron tampoco, y en el mismo territorio, las llevadas a cabo por los ingleses, los franceses, los holandeses, los portugueses, los daneses y tantos otros. Se habla mucho sobre el genocidio del imperio español en América del Centro y del Sur pero muy poco sobre el genocidio que la nueva república de Estados Unidos perpetró contra los indios en la América del Norte. De eso, tenemos una versión edulcorada "made in Hollywood".

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