Para marcar las distancias, engañar a la gente, estropear la gramática y darle patadas al diccionario esgrimiendo tecnicismos surrealistas, el discurso del Partido Popular canario se nos antoja como una suerte de desvaríos más propios de un país imaginario como Absurdistán que de una España que está pidiendo a gritos un cambio de rumbo. No obstante, frente a las contradicciones de tanta verborrea, va y dice la rubia Barbie ante los medios de comunicación que "es semántica". Ahí queda eso. Por otro lado, las típicas expresiones ampulosas que, pese a contener palabros inmensos, no significan nada, constituyen la identidad lingüística del osito panda palmero, propiedad de Bwana. Así pues, un minucioso análisis del discurso del Partido Popular canario revela que los palabros imprecisos creados artificialmente por la vía de la metáfora encuentran placentero acomodo en el seno de esa formación política. Dicen ellos, por ejemplo, que las nuevas normas tributarias "permiten a los canarios rentabilizar sus ahorros sin distorsiones fiscales". Pero, ¿de qué distorsiones hablarán los peperos? ¿Se refieren al sangrante caso Bankia o al tristemente célebre asunto Lifeblood? En ambos casos se trata de históricos pelotazos del Partido Popular, astutamente diseñados por su antiguo ministro de economía (Bankia), y por la galleguiña exconsejera de sanidad (Lifeblood) para mayor gloria del Partido Popular nacional (Bankia), así como de sus ramificaciones en Canarias (Lifeblood).