Hasta las navidades estamos condenados a escuchar el relato farsante, canalla y faltón de la recuperación económica propiciada por un Gobierno, el de Mariano Rajoy, que ha salvado el país de la catástrofe. Tiene uno que andar sobrado de mala entraña para dedicarse a trompetear una y otra vez semejante estupidez, pero si algo han demostrado Rajoy y su ministerial compañía es que están perfectamente preparados para la mentira, la conspiración, la mamadera y el estropicio. Y especialmente su presidente, que si no se babea en público es porque se expone lo mínimo posible. Ah, las babas de ese estadista. Habría que conservarlas para que en el futuro se pudieran ver bajo una vitriana en el Centro Reina Sofía, porque las babas de Rajoy - no las barbas, tan planas semánticamente - son babas de un artista. Ah, menos mal que estaba el PP, para arreglar de nuevo lo que, de nuevo, los socialistas habían destruido. Estas huevonadas, este pueril y rastrero patriotismo de partido, es lo que se pretenden vender una y otra vez en esta larga campaña electoral.

En la revisión de los cinco gráficos que se cuelga el Gobierno de Rajoy en el ojal practicada por Kilo Llaneras se pueden apreciar bien las lentejuelas de la farsa. ¿Las exportaciones españolas no se han triplicado desde 2011? No. Han pasado de un 28,8% en 2011 a un 32% en 2014. En realidad el crecimiento de las exportaciones como porcentaje del PIB se ha ralentizado en los últimos tres años, en comparación con el crecimiento continuo de los últimos cuatro años del mandato de Rodríguez Zapatero. El déficit público en porcentaje del PIB fue en 2014 todavía superior al del 2008 (cuando impactó la recesión) sencillamente porque hemos estado pagando el rescate financiero gracias al cual el Ejecutivo introdujo miles de millones de euros en las cajas de ahorro para su salvación selectiva o liquidación inevitable. Esta asistencia financiera externa y extraordinaria - solicitada por el Gobierno español en junio de 2012 y estipulada en un memorando publicado en el BOE el 10 de diciembre de dicho año-- consumió casi 40.000 millones de euros (el saneamiento y reestructuración del sistema bancario español en su conjunto costó al Estado unos 60.400 millones). También es falso que España sea el país que más crece de la OCDE. No hemos recuperado el nivel de renta de finales de 2007, mientras Alemania, el Reino Unido o Francia han retomado el tiempo perdido.

Pero, ¿y el empleo? Casi 300.000 personas consiguen un empleo en el último trimestre, cerca de 20.000 en Canarias. Bien, es un comportamiento muy similar al de las crisis de los ochenta y noventa, con una diferencia: la precariedad del empleo, la caída brutal de los salarios y la altísima temporalidad de los contratos están más presentes que nunca mientras la población activa no deja de disminuir. No es una coyuntura, sino la rápida estructuración de un nuevo modelo social: pauperización del trabajo, precariado, empleo inestable, puestos de trabajo de escasa cualificación, aceptación de una amplísima bolsa de excluidos sociales. Un pequeño terremoto macroeconómico e incluso esa triunfal miseria se vendrá abajo.