Resulta curioso que en los Centros Escolares, en el área de Educación Física, se establezcan unos objetivos al enseñar el deporte y en las escuelas y clubes federados, fuera del horario lectivo, los objetivos sean otros, fundamentalmente, relacionados con la competición.

La pregunta es obvia: ¿si los niños y niñas son los mismos en cuanto a edad y capacidades, por qué enseñamos para objetivos diferentes? La respuesta pudiera parecer obvia, si decimos que eso ocurre porque son ámbitos distintos y se ocupan de aspectos diferentes del deporte. Pero no es así. Y se parte de premisas erróneas. ¿qué razonamiento educativo determina que los objetivos sean diferentes, enseñando la misma materia?

En la Educación Física escolar, igual que en otras áreas, los objetivos están establecidos según las competencias básicas. Estás se definen como las capacidades o habilidades para realizar tareas o hacer frente a situaciones variadas, eficazmente y en contextos determinados utilizando actitudes, destrezas y conocimientos.

En la etapa de educación primaria, niños y niñas entre 6 y 12 años; según los fines establecidos en el currículo, les enseñamos conocimientos, habilidades y actitudes para evitar las discriminación; la eliminación de los prejuicios y estereotipos por razones de sexo; desarrollar la capacidad de adquirir hábitos y valores solidarios y de equidad; los hábitos y cuidados de salud corporales; el desarrollo de actitudes responsables de acción y cuidado del medio natural, social y cultural.

Sin embargo, en las escuelas deportivas y clubes federados, el objetivo casi único, es entrenar para competir el fin de semana. Y esto, en un ambiente de presión y de exigencia en el que lo único que se valora es el resultado.

El deporte en edad escolar debería estar diseñado con la colaboración de cuatro estamentos: la Administración, los centros escolares, las federaciones y los clubes deportivos. No tiene sentido que los objetivos no sean coincidentes. La investigación ha demostrado que las capacidades cognitivas del niño para comprender el significado de la competición no están desarrolladas antes de los diez años.

Los jóvenes de estas edades, no entienden la relación entre sus propias habilidades físicas y ganar o perder una competición. Esta circunstancia, puede darles una imagen equivocada de sus propias capacidades con el resultado de expectativas poco realistas sobre su capacidad de rendir. Por ello, sólo desde los 10 ó 12 años son capaces de interpretar la competición en los mismos términos que los adultos.

Estos argumentos y muchos más, deben hacernos pensar en la necesidad de cambiar el modelo deportivo en edad escolar. Los objetivos educativos del currículo tienen que ser el argumento para que la administración, los centros escolares, las federaciones, los clubes deportivos así como los padres y madres consigamos mejorar el contexto en el que nuestros hijos practican deporte.

Concejal del Partido Popular en el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria y Profesor Titular de la ULPGC