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Rubén Reja

Reflexión

Rubén Reja

Dieta informativa

Derecho a la desinformación. Sin más. No vendría mal. Al menos para desintoxicarnos por unos instantes. Algo de calma pausada. La sobredosis de noticias como la perreta independentista de Mas, la batalla electoral que se viene encima o tanto efecto del temporal son ejemplos nítidos. La anáfora informativa es excesiva. Llega a aturdir. Nos desborda. Gran parte de culpa recae sobre la revolución digital. El mundo on line arrasa a una velocidad de vértigo y el empacho de actualidad es continuo. Actualidad que, a golpe de teclado, deja de ser tal en cuestión de segundos. Una dieta informativa sería bien recibida para ordenar la cabeza y oxigenar pensamientos. Atrás queda relegada, byte a byte, la prensa a papel, testigo directo de la historia. Pero, ¡ojo!, máximo respeto al hermano mayor de los medios que ha sido, es y será referente en la sociedad. De hecho, existen aún grandes cabeceras que son suculentas a los ojos de avezados editores en busca de novedades. El periódico, que deberá enfocarse al análisis profundo de los temas y en buscar scups que marquen la diferencia, pierde vigor ante el cambio en los hábitos informativos de nuestra sociedad. Sin embargo, el papel sabrá transformarse para subsistir. Lo está haciendo. No obstante, es tan asombroso como real que la mayoría de las noticias que se consumen no emanan de las páginas de un medio, sino de una red social tan infinita como imperfecta. Cada vez más la información fluye de un individuo que, sin contrastar, la comparte en Facebook o Twitter. Internet relega a segundo plano a fuentes tradicionales como un tabloide, el informativo de televisión o la radio amiga. La naturaleza del desafío que entrañan los medios digitales es un círculo complicado en el cual se conjugan fuga de publicidad, el costo del papel y, cómo no, las nuevas generaciones enganchadas a las frías pantallas. Pero este panorama no es del todo nuevo, ya que desde la década de los sesenta con la explosión de la televisión también se decía lo mismo. La gran diferencia ahora es que Internet es activamente participativa, muy espontánea y marca tendencia con suma facilidad. Incluso, la misma noticia que hoy resulta muy aburrida y falta de interés puede pasar a ser viral si todos comienzan a hablar de ella. Confiemos en que por el momento, usted esté entretenido y bien informado al mancharse los dedos con tinta de periódico.

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