La Provincia - Diario de Las Palmas

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Entre líneas

Un pacto para la ciudad

Año tras año se publican los estudios tanto a nivel mundial como nacional sobre cuáles son las mejores ciudades para vivir, y claro, a veces uno sueña que quizás algún día pueda ver en dichos estudios que nuestra querida ciudad de Las Palmas de GC se encuentre aunque sea por asomo entre una de esas ciudades, que bien nos vendría que se le otorgue algún prestigio de carácter internacional; pero qué va, eso solo queda en mis sueños, bien sea por el cariño que uno le tiene a esta tierra o quizás por el deseo de que algún día las cosas empiecen a cambiar de verdad. Esperamos que ese sueño quede algún día atrás y se vayan convirtiendo los deseos en realidades.

Tenemos un clima envidiable, unas playas formidables, una población hospitalaria, una gastronomía agradable, una manera de ser entrañable, pero no somos capaces de ponernos de acuerdo para definir la ciudad que queremos en la próxima década. Pasan los días y pasan los años y nos vamos quedando en el vagón de cola de las ciudades con menor proyección y modernización, y este es un reto que debemos exigir a responsables y gobernantes, cualquiera que sea el color o ideología, es la hora de unir ideas y esfuerzos para hacer más ciudad. Aquel gobernante que sea capaz de aglutinar el máximo de ideas y esfuerzo en torno a un gran proyecto común será siempre sin lugar a dudas el que logrará mayores niveles de popularidad y sobre todo recordado como el impulsor de las grandes cosas. Será el gestor que esta ciudad necesita y demanda sin lugar a dudas. Hacen falta más y mejores diseños y por supuesto otras políticas urbanas y urbanísticas que influyan, pero de verdad, en el bienestar y la felicidad de las personas. Tengo que decir que no veo por ningún sitio un proyecto de ciudad que ilusione o cambie la realidad de Las Palmas de GC, que está pidiendo a gritos cambios serios en lo urbanístico, en la gestión y en el desarrollo cultural que necesita, para ser un lugar para vivir y disfrutar. Una ciudad debe ser motor de la economía, espacio donde el turista se pueda sentir atraído y lugar donde los residentes se vean orgullosos de sus rincones y protagonistas. Pero, desgraciadamente, el poco entusiasmo en los responsables, la mediocridad en la gestión, la paralización en casi todos los sentidos, denotan una falta tremenda de ideas e iniciativas novedosas y diferentes. Se hacen necesarios y urgentes cambios que ilusionen, cambios que permitan modernizar esta ciudad, desde Vegueta a La Isleta pasando por toda la costa y litoral, adentrarnos en los barrios y periferia de esta ciudad, para lograr la gran ciudad que podemos y necesitamos.

Hace falta y hay que hacer un gran pacto por la ciudad, para la próxima década, al margen de discrepancias partidistas e influencias electoralistas; superemos de una vez estas miserias ideológicas y propiciemos entre todos un gran entendimiento de todas las fuerzas políticas, económicas, empresariales, sociales y culturales por un gran acuerdo colectivo con la participación de muchas voces e ideas que debe consensuarse, que debe acordarse, y una vez cerrado ese pacto debe generarse un sistema normativo que custodie y desarrolle ese plan sin titubeos y con la ilusión de hacer la ciudad de todos, la ciudad del futuro, la gran ciudad del Atlántico.

De esa manera, lo que en algún momento fue una idea, un proyecto o un plan, con el tiempo logrará consolidar un modelo de crecimiento en el que prevalezcan las coincidencias sobre las diferencias. Una ciudad no la desarrolla este o aquel partido, este o aquel gobierno municipal, el desarrollo y futuro de una ciudad es tarea de todos sin excepción y todos los sectores tienen deseos de implicarse y opinar, pero para ello quienes tienen hoy la responsabilidad de propiciar este modelo de participación y esa nueva forma de hacer política de todos y para todos, deben lanzarse a propiciar ese gran pacto por la ciudad del Atlántico. Los medios de comunicación y la universidad pueden ser plataformas perfectas para generar ese amplio debate de la ciudad que deseamos y necesitamos, sin ambigüedades, con los pies en el suelo, con cabeza e inteligencia, pero también con sentido común y respeto a las diferencias. La constitución de una amplia mesa con la participación de amplios sectores institucionales, empresariales, medios de comunicación, universidad y culturales hará posible sentirnos orgullosos de la nueva ciudad que los tiempos demandan y la ciudadanía necesita para ser más feliz y sobre todo más orgullosa del lugar donde se vive...

Es la hora de poner sentido común para lograr una ciudad más bella, más habitable, y sentirnos a gusto de haberlo conseguido entre todos y para todos.

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