La Provincia - Diario de Las Palmas

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Entre líneas

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Durante los duros años de crisis económica que hemos soportado en todos los ámbitos de la sociedad, existe un grupo que ha sufrido con especial dureza las consecuencias de un modelo que no es sostenible y que no ha sido responsable con las generaciones venideras.

La crisis económica ha golpeado -y sigue golpeando- duramente a las familias canarias, al tiempo que ha generado graves y profundas desigualdades. El problema de la desigualdad en oportunidades de empleo está teniendo su mayor incidencia en las generaciones más jóvenes, a quienes se les cierran las puertas para acceder a su primer trabajo. La falta de empleo y de oportunidades está afectando seriamente la inserción laboral de los jóvenes, obligando a muchos de ellos a emigrar para poder iniciar su vida laboral y su proyecto vital como individuos.

Un modelo de sociedad no es sostenible cuando las generaciones presentes necesitan hipotecar a las generaciones futuras, y a los jóvenes de este país se les ha robado el derecho a soñar con una vida próspera cerca de su entorno. Canarias no solo no ha sido ajena a este problema, sino que ha sufrido con más dureza la precarización derivada del contexto de crisis económica y las consecuencias de un modelo que no es capaz de absorber el talento que los jóvenes canarios pueden aportar. Según datos del Gobierno de España, del total de españoles que emigraron desde el año 2012 a 2014, los jóvenes canarios representan casi el 6 por ciento del total, es decir 9.500 canarios emigrados por necesidad. De seguir esta progresión, es incalculable el daño que estaríamos haciendo al potencial progreso del archipiélago.

A los datos hay que ponerles cara, hay que ponerles fibra para que se alcance a entender la profundidad del drama que tenemos que afrontar. Por eso me permito reproducir un mensaje que recibí hace unas semanas, en este caso desde los Emiratos Árabes:

Ahora que estás en el Parlamento, ¿podrás hacer algo, no?

Ahora que estás cerca de ellos, habla de todos nosotros, a todos los que nos han echado del país. Porque todos ustedes están cerca de sus familias y a nosotros nos han echado. No tenemos ninguna oportunidad en nuestra casa, y no me contestes como un político, contéstame como un amigo. Nos han destrozado la vida, unos pocos hemos encontrado buenos trabajos fuera, una segunda familia y amigos de todo el mundo, pero nos habéis robado la vida.

Sí, todos los que nos hemos ido por necesidad, no porque quisiéramos o por experiencia personal, como muchos afirman.

No, nos hemos ido porque nuestro país nos dio una patada y ahora muchos de nosotros estamos haciendo buenos proyectos porque confían en nuestro talento aunque no seamos de su país. Tú, como de mi generación, viste las noches sin dormir y ves como nos vamos. Luego no pongáis en los periódicos 'este investigador es español' o 'este arquitecto es español'.

Esto es una vergüenza como país, hagamos autocrítica, repartamos responsabilidades con altura de miras.

Reproduzco este mensaje porque la persona que lo envía es ejemplo, a mi juicio, de los mayores éxitos y los mayores fracasos que ha cometido este país. Me identifico plenamente con una generación, producto del avance de este país en la década de los 80, la hija de un albañil que se convierte en arquitecta, la realidad de los cánticos y pancartas, 'el hijo del obrero, a la universidad'. Fuimos capaces de alcanzar el éxito de entregarle este sueño al padre, pero estamos hoy fracasando en entregarle el sueño al hijo de poder desarrollarse junto a su entorno si así lo desea.

Es imperativo acometer medidas que encaminen al Archipiélago canario hacia un cambio de modelo productivo y establecer procedimientos dirigidos a detener la sangría de talento que sufre nuestra Comunidad. En este sentido, uno de los principales objetivos de la política económica del Gobierno de Canarias es la creación de empleo de calidad y sostenible.

Estas medidas urgentes deben favorecer la incorporación en nuestro mercado laboral de aquellas personas que se vieron abocadas a buscar oportunidades de trabajo fuera de nuestra tierra.

Los datos de paro juvenil, la necesidad de potenciar una industrialización más potente de esta tierra y la urgencia de no perder el talento mejor formado en nuestras universidades justifican la necesidad de una apuesta firme por impulsar oportunidades para que las y los jóvenes canarios que residen en el exterior regresen a Canarias, en definitiva, un programa de recuperación del talento canario emigrado por motivos económicos.

La emigración juvenil tiene un grave impacto negativo en diferentes ámbitos de las islas, tanto en las familias que sufren la emigración de uno de sus miembros como en el crecimiento de una Comunidad Autónoma con poco peso industrial, porque gran parte del talento que necesitan nuestras empresas y nuestra economía está fuera de nuestras fronteras. En definitiva, un fuerte impacto negativo para el futuro de nuestra sociedad.

(*) Portavoz de Conocimiento del Grupo Parlamentario Socialista Canario

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