La Provincia - Diario de Las Palmas

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El callejón del gato

Después del lunes llega el martes

Después de haber visto lo visto y oído lo oído durante los últimos meses sobre el tan traído y llevado asunto catalán, he llegado a la conclusión, al igual que otros muchos con más cualificación, que esto no solo no tiene vuelta atrás sino que desgraciadamente las posiciones son irreconciliables.

Por todo ello se debería estar diseñando un plan de actuación por parte de los principales partidos políticos constitucionalistas una vez consumados los hechos de los que ya vienen anunciando. Además de forma paralela otro plan para ver de qué manera se pueden restañar las heridas que se están produciendo dentro de la propia ciudadanía en Cataluña. Con esto y con todo va a ser bastante difícil que se vuelva a la situación de antes de que los salvapatrias catalanes se pusieran manos a la obra para desmontar lo que tanto ha costado conquistar, primero, y consagrar, después, desde el año setenta y ocho.

Indefectiblemente dado el cariz que ha tomado todo este proceso lamentablemente tendrá que haber vencedores y vencidos; vencedores los que defienden la constitución y vencidos los que pretenden dar un golpe de Estado, sin tener miedo a llamar las cosas por su nombre, porque un golpe de Estado no necesariamente tiene que ser cruento y con las armas. Esto no quiere decir que cada uno pueda tener la opinión que estime conveniente y, si se quiere cambiar la Constitución, también dentro de ella está recogido cómo y con qué mayoría se tiene que hacer.

Estamos jugando no con votos, estamos jugando con el interés del conjunto de los españoles que está por encima de siglas e interese de partido por muy respetables que sean.

Es la hora de los valientes, la hora de los políticos con mayúsculas, que sean capaces de llegar a acuerdos incluso con aquellos con los que no está de acuerdo. Sabido es la dificultad que todo esto tiene pero, por mucho hierro que algunos quieran quitar a la actual situación, supongo que de buena fe, la gravedad de las cosas y acciones que se pretenden tomar nos recuerda a tiempos pasados y más concretamente a tiempos de la República allá por el año treinta dos del pasado siglo. Deberíamos pensar detenidamente si queremos que la historia se vuelva a repetir tropezando en la misma piedra.

Una nación que quiere agradar a todos merece ser despreciada por todos. A los de la asamblea nacional catalana, les diría lo siguiente: estáis envenenando la conciencia de los catalanes con una propaganda falsa, que solo puede llevar a una catástrofe de magnitudes incalculables.

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