Hay una contradicción flagrante en el sermoneo habitual del presidente del Cabildo de Gran Canaria, Antonio Morales, respecto al plan de inversión pública con cargo al dinero del extinto Impuesto General sobre el Tráfico de Empresas (IGTE). Dice Morales que este dinero es virtual, que son los cuentos de la lechera, que nunca van a aparecer. Y acto seguido es capaz de crispar de modo innecesario a la sociedad de esta isla en una pugna irresponsable sobre los criterios de reparto. Pues, señor Morales: o una cosa o la otra, ambas es imposible. Si usted anda tan convencido de que esos recursos finalmente no van a llegar a las Islas, ¿a qué viene tanta bronca sobre su ulterior destino? Aquí alguien quiere el enfrentamiento por el enfrentamiento, y no es precisamente el Gobierno de Canarias, que ha tendido la mano para utilizar ese dinero extra (producto, por cierto, de una exitosa gestión del presidente Fernando Clavijo) en acciones positivas sobre el territorio de las siete islas, capaces de generar muchos puestos de trabajo.
Antonio Morales tiene ante sí una importante responsabilidad: debe decidir si quiere ser parte de la solución o erigirse, en homenaje exclusivo a sí mismo, en un problema para la isla de Gran Canaria. Por ahora los criterios expuestos por el presidente del Cabildo, por ejemplo en las páginas de este diario, no le dan la razón. Es más, se la quitan por completo. La propuesta de reparto recogida por un acuerdo de la Fecai, que a su vez ampara el Gobierno de Canarias, es mejor para la isla de Gran Canaria que la sugerida por Morales como respuesta. De acuerdo al plan del presidente Clavijo, centrado en pactar con los cabildos las acciones más eficaces para el desarrollo de cada isla concreta (un ejercicio de sensatez, por otro lado), Gran Canaria recibiría un mínimo de 40 millones de euros anuales atendiendo a las cifras conocidas sobre la condonación del IGTE, cálculos conservadores que, pensados desde una perspectiva más amplia, pueden ser definidos como un plan de inversión de elevado impacto en la cohesión interna del Archipiélago. Siguiendo el criterio de reparto expuesto por el presidente del Cabildo, nuestra isla recibiría un máximo de 34,5 millones de euros/año. Las cuentas son demasiado obvias, y desde esa óptica se entiende menos aún la cerrazón del presidente del Cabildo, salvo que su intención sea precisamente esa, hurgar en la crispación que quizá le interese a él (y a su partido), pero no a los ciudadanos de Gran Canaria.
Aquí vamos a ir por partes, señor Morales. Primero, vamos a cerrar con pleno éxito un acuerdo para la condonación del IGTE en cumplimiento de un derecho que corresponde a todos los canarios. Tan vigilante como está sobre este hecho, estamos convencidos de que, llegado ese momento, no le costará reconocer el éxito indudable de un Gobierno que obtiene para las Islas lo que otros pelearon con éxito parcial en el mejor de los casos. Y de paso, tendrá la ocasión perfecta para pedir disculpas tras sembrar tantas dudas con tan escaso fundamento. A partir de ahí, generosidad para debatir sobre el mejor modelo posible para las islas, para todas las islas. Más realidades y menos conflictos de ciencia-ficción, señor Morales, no le vaya a ocurrir lo que dejó escrito Ray Bradbury, un clásico del género, cuando dijo aquello de que algunos necesitan inyectarse fantasías a diario para no morir de realidad.
(*) Director general de Infraestructuras Turísticas del Gobierno de Canarias
