La Provincia - Diario de Las Palmas

La Provincia - Diario de Las Palmas

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Rubén Reja

El análisis Cien líneas

Rubén Reja

Nada es para siempre

Visto y comprobado. Todo tiene fecha de caducidad. Desde lo más fungible hasta el más profundo de los sentimientos. Empezando por esto último, el amor es el caso más contundente. Ya las parejas no aguantan un asalto. El éxtasis del principio y las mariposas del estómago se truncan con el irremediable exterminio de Cupido. Las cosas ya no duran lo que antes. En el terreno más material ídem. Pongamos el ejemplo de la maldita crisis, que tras cerca de una década de estragos comienza a remitir. No hay mal que cien años dure ni cuerpo que lo resista, rezaba el refrán. Los ratios comienzan a alumbrar poco a poco las primeras luces de la ansiada recuperación. Se destruye menos empleo, clave del progreso. Harina de otro costal es si los puestos de trabajo que se crean son de exigua calidad por su elevada temporalidad e insultante remuneración. La crisis real solo se desvanecerá del todo cuando un licenciado deje de romperse el lomo por 900 euros en un súper. En un ámbito de corte político, la obsolescencia de ideales también irrumpe con mucha fuerza. El bipartidismo en España llega a su fin después de 30 años de dulce alternancia y los anticasta de Ciudadanos y Podemos entran en la partida democrática para quedarse. La hegemonía de populares y socialistas se extingue tocada por las trapacerías de la corrupción. Pero volviendo a las esencia del principio, lo material se deteriora. Los fabricantes de todo tipo, a la hora de confeccionar un producto, calculan al milímetro su duración. Ni más ni menos. Todo para que la productividad no se estanque y, por ende, la rentabilidad. Los coches de antes o los electrodomésticos de otra época funcionaban mucho más tiempo que ahora. El Telefunken Palcolor y el Mercedes Benz de los 70 eran de otra pasta. Sin embargo, hoy día, la obsolescencia programada o provocada existe. Todo se fabrica con fecha de caducidad. Las grandes empresas de bienes de consumo se aferran a la renovación obligada para perpetuar sus ventas. La estrategia robotizada es el causante de que ahora, más que nunca, muchas compañías se vean obligadas a revisar sus artículos una vez comercializados. La consig-na: ajustar al máximo los ciclos de vida de los artículos para que sirvan lo justo y necesario, ya que como todo en la vida, nada es para siempre.

Compartir el artículo

stats