La Provincia - Diario de Las Palmas

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CRÍTICA Luis Eduardo Aute

Nora Navarro

Homenaje a los 'giralunas'

Aquellos que siempre distinguimos las cuatro y diez en los relojes sabíamos que hacía tiempo que Aute no pasaba por aquí. Así lo confesó el propio artista de Manila, quien escribe canciones desde ese lugar "entre la claustrofobia y la felicidad" que habita el corazón de los isleños. El Auditorio Alfredo Kraus fue escenario de su esperado regreso el pasado sábado por la noche, donde el artista concentró toda una vida de canciones en tres generosas horas de concierto. "Hace ya cinco décadas que empecé a escribir canciones; así que el concierto será largo", anticipó Aute, "si a las seis horas aún quieren marcharse, tienen mi autorización los fumadores".

Su nuevo álbum Giralunas es un viaje de ida y vuelta por las grandes canciones de Aute, que han calado en tantas generaciones que entendieron que "el pensamiento es estar siempre de paso". La velada comenzó con la proyección del cortometraje de animación Vincent y el giraluna, que acompaña su último CD-DVD, dibujado, musicado y dirigido por Aute y dirigido, como todo el concierto, "a todos los giralunas, porque de ellos es el mundo de los sueños? Y de algún contrasueño".

El repertorio comenzó a lo grande cuando el artista, arropado por su banda, entonó ante un mar de giralunas el primer verso de Me va la vida en ello, la canción que Silvio hizo suya en la mítica compilación de Mira que eres canalla, Aute. Le sucedieron, sin tregua, De paso, Rosas en el mar, Aleluya, nº1, Pasaba por aquí y Siento que te estoy perdiendo. Y así discurrió un desfile de canciones inmortales, de nostalgia y memoria intercaladas por los apuntes cómplices del artista, donde no faltó nada y donde deslumbraron las aplaudidas Las cuatro y diez, De alguna manera, Anda, No te desnudes todavía, Quiéreme, Dos o tres segundos de ternura, Mojándolo todo o Cine, cine, cine.

Entre los momentos más emotivos de la noche, el Quiero bailar un slow with you tonight, luna de miel musical que ha unido y reunido a tantos amantes. O El niño que miraba al mar, canción escrita en 2012 como un diálogo entre el niño que fuimos con el adulto que somos. "Y daría lo vivido por sentarme a su costado para verme en su futuro desde todo mi pasado".

Como guinda, tres horas más tarde, el público se rindió ante La belleza y Sin tu latido. Y, para terminar, Al alba, el clásico que burló la censura franquista y que el artista cantó a capella, y que levantó un emocionado aplauso en todo un auditorio puesto en pie. Después de dos bises, en el borde de la medianoche, quedó la reverberación de un único eco: Más Aute, por favor.

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