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Cien líneas

Omella

El nuevo arzobispo de Barcelona se apellida Omella. Para las víctimas de la Logse hay que indicar que los Omeya formaron la dinastía musulmana más poderosa de la historia con una derivada apoteósica en el califato de Córdoba. Y ahora un Omella -ll o y ¿cuál es la diferencia?- mitrado en la capital europea del fundamentalismo islámico. Y además, de Teruel ¡un charnego! Un prelado nacido en un pueblo que se llama Cretas, comarca de Matarañas.

No hay que ser un experto en la cábala para atar cabos. Por cierto, el paraíso de la cábala estuvo en Gerona, que tampoco sobra apuntarlo. Ayer, para más inri, se cumplió un año de aquel referéndum ilegal que legalizó por pasiva Mariano Rajoy. En cualquier país democrático se habría saldado con dos centenares de personas en la cárcel. Asunto concluido. ¿Entonces España no es un país democrático? España ya no es un país, esa es la cuestión. Como enseña Gustavo Bueno la nación es anterior a la democracia.

De esta desaparece la nación y con ella la democracia y, claro, cualquier brizna de prosperidad. La dirigencia española, siempre analfabeta -sean políticos, empresarios, juristas, culturetas o medio pensionistas- argumenta con cobardía y estupidez contra los separatas catalanes, que ayer tuvieron su gran jornada: prusés día 1.

Argumenta con reales de vellón. Señores, a los partidarios de la independencia les importa un pito la ruina a Cataluña; a sus amos, alemanes y franceses, incluso les beneficia y a las bandas de millonarios piraña locales les superbeneficia porque un sinvergüenza afana más en una dictadura que en una democracia. Espero que rece mucho monseñor Omella, aunque sea mirando hacia la Meca. (Para la terapia de esta semana se recomienda vivamente la Sinfonía fúnebre y triunfal, de Berlioz).

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