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Zigurat

Un general en Podemos

Creas o no en los políticos, son ellos los que nos sacan del sopor de la crisis. Y no con sus programas políticos, que a fuerza de mimetizarse, son tan parecidos porque no les queda más remedio que entrar en el sistema del que quieren disentir.

Disienten con ideas progresistas, con políticas de protección de los más débiles o postulan una separación real y efectiva de la Iglesia y el Estado. Son programas que se yuxtaponen en el mejor de los casos, y en el peor son copiados sin ningún rubor de unos y otros movimientos ciudadanos. Y a esta nueva hornada de juventud de los estatistas actuales, se suma su ignorancia y sus ganas de mandar como sea.

Y no paran de darnos sorpresas. Podemos, que se erigió como la fuerza, el movimiento que canalizaba las frustraciones de miles de españoles, sobre todo jóvenes, que veían al país engordando en sus políticos, muchos de ellos en el congreso o senado durante décadas. La casta que dicen, son aquellos que han gobernado durante años y qué solo se dedican a la noble tarea de la cuestión pública si hay moneda a cambio.

Pero en Podemos como en todo grupo humano, son necesarias la controversia, la disidencia, la opinión contraria, la discusión... pues sin estos ingredientes estamos en manos de dictadores. O como se dice en democracia: partidos donde se hace lo que el líder dice, que por otra parte es el que más sabe.

Los escombros de las batallas de Podemos siguen aumentan-do de volumen y como estamos en la era digital donde nada se borra, todo se escudriña y todo se sabe, también han entrado en refriegas judiciales, y por si fuera poco, en algunos lugares donde gobiernan, los han acusado de nepotismo.

Es decir: los que están gobernando ahora mismo en numerosos puntos de la geografía española son casta, son la casta a la que ellos decían no pertenecer; son la casta de políticos, hombres y mujeres, que no pudieron hacer fortuna en otros partidos y ahora exigen su cuota de poder para llevar a cabo un directorio político similar a los demás.

Podemos, como cualquier otro partido, está envuelto en sus propias contradicciones y está actuando como actúan todos los políticos de pago.

La tan traída y llevada rebaja de los sueldos públicos, no es tal, pues lleva aparejada una serie de condicionantes jurídicas que no es fácil de engarzar con lo pretendido.

Y puestos en un país donde la corrupción es el principal problema de Estado, los nuevos movimientos políticos tienen en este hecho su razón de existir. Han esquilmado el país y después de diez años los que más tenían tienen más y los otros, pues ya se sabe la caridad y la beneficencia que son dos caminos que la democracia usa para quitar de en medio lo que ha generado y aborrece.

Y faltaba el gran principio de los partidos políticos: todos iguales, todos tienen derecho a presentarse y a opinar, o sea, aquel método asambleario que se tenía como democrático en suma, se ha perdido en los pasillos del poder.

Y un condimento que no debe faltar en política: elegir a dedo la lista e introducir nombres que te tienes que tragar porque aquí no hay democracia que valga. Y desde luego son efectivos en los medios, porque si hay un elemento que dominen a la perfección son las redes sociales y todo lo relacionado con la comunicación en la red.

Y en este entreacto, hemos asistido al golpe de efecto, que ha dejado a media España en vilo: el encumbramiento civil de un militar, de un general que ha sido el jefe del Ejército español, que debe saber más que cualquier hombre de Estado. Y un militar es un militar, su credo le imprime carácter y será siempre militar. Y me pone nervioso que la que se llama izquierda, que como vemos es socialdemócrata, elija a dedo, sin más, a un uniformado educado en democracia pero también en guerra, y esperemos que no tengamos que asistir a un país gobernado por militares aunque sea en democracia, porque nos asomaríamos a ese extraño maridaje de militares de izquierda, revolución y dictadura propio de otras latitudes. Esperemos que cuando sea ministro de defensa sepa conciliar la pretensión catalana de independencia con la Constitución.

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