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El callejón del gato

Cuarenta años

El tiempo pasa demasiado rápido pero de forma intensa. ¿Cuáles han sido los hechos más relevantes? Sin duda han habido muchos y para todos los gustos.

En la memoria de todos y de forma cronológica podríamos destacar la recuperación de la libertad y la reconciliación allá por los años setenta y tantos. A partir de ahí arrancan una serie de hechos hasta nuestros días que han marcado el periodo más largo de paz, progreso y democracia que jamás había vivido nuestro país.

Después de ahí viene un rosario de hitos tales como el 23 de febrero, la entrada de España en la Comunidad económica europea, la abdicación del rey y últimamente el desafío que algunos catalanes han planteado.

¿Hemos ejercido autocrítica? ¿A qué desafíos nos vamos a enfrentar? La capacidad de reacción española para regenerar la sociedad ha sido una de las características que marcan la política de los últimos años. Posiblemente estemos ante una segunda transición donde tendremos que ponernos de acuerdo para reformar la Constitución. En cualquier caso pasa por disolver las Cortes y hacer un referéndum de qué se quiere cambiar y con qué mayoría necesaria para hacerlo.

Se mire por donde se mire el milagro de verdad es haber durado cuarenta años sin habernos tirado los trastos a la cabeza de nuevo.

La incapacidad que tenemos de mirarnos al espejo se traduce en el desmigajamiento del propio Estado. ¿Dónde está la España viva que Galdós ha creado? A veces no hemos estado a la altura de las circunstancias, aunque la sociedad española ha sabido democratizar nuestro país y además modernizarlo.

Las especificidades conviene no confundirlas con los privilegios, porque puestos a modificar la Constitución habrá que tener muy presente la igualdad de todos los pueblos de España. Los fueros vascos y navarros serán uno de los escollos a reformar; por otro lado, desde la Pepa ninguna Constitución ha sido reformada, todas fueron derogadas y constituidas otras nuevas.

Aún hoy existe una reticencia a asumir cuando se dice España a un concepto de patria que curiosamente no ha existido en ninguna otra nación europea.

Estamos ante una crisis política evidente y si no se toman las medidas que se tengan que tomar no va a haber gobiernos estables donde las políticas de regeneración hagan que todos nos sintamos cómodos.

Una de las claves es la desaparición de la provincia como circunscripción electoral y las listas abiertas; solo de esta forma la clase mediocre de los políticos se iría a su casa pero, qué curioso, que ni los partidos emergentes dan prioridad a estas reformas.

Ninguna palabra contiene la pócima mágica para resolver el problema que nos engulle.

Cuanto más numerosas son las cosas que nos quedan por aprender, menos tiempo nos queda para hacerlo.

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