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Punto de vista

París; respuesta global ante un enemigo universal

Este viernes por la noche recibí un whatsapp que de inmediato me trasladó a aquellas horas del 11 de marzo de 2004 en las que todos nos sobrecogimos ante el atentado más sanguinario y cobarde que nuestro país había conocido hasta la fecha. Era mi amigo Guillermo diciéndome que habían cometido un atentado en París al lado de la terraza en la que justo la noche del viernes anterior habíamos tomado unas cervezas en el bonito Canal de St. Michel. En ese momento fueron muchas las cosas que se me vinieron a la cabeza. Me preguntaba si Guillermo y yo hubiéramos estado allí qué hubiera pasado o dónde estaría mi amigo Tiago que el viernes pinchaba como Dj en un Club parisino en la zona de lo ocurrido... nosotros nos habíamos salvado... pero otros muchos ya no volverían a estar entre nosotros.

Irremediablemente pasé la noche casi sin dormir recordando cómo el 11-M de 2014 no estaba por fortuna en la estación de Atocha que visitaba cada mañana a esa hora para ir a la universidad. Y es que una huelga del personal universitario había provocado la suspensión de las clases aquella terrible mañana dando lugar a que muchos universitarios canarios en Madrid nos salváramos de aquella tragedia nacional.

Pero la verdad es que, más allá de la anécdota, el sentimiento que empecé a florecer fue de inmenso reproche ante aquellos que quieren echar un pulso a los que hemos construido un estilo de vida presidido por la libertad, el respeto y el amor al prójimo. Con nuestros problemas, que sin duda debemos pulir y erradicar, pero un sistema que hace décadas decidió guardar las pistolas y las bombas para pasar a construir modelos de convivencia abiertos incluso a aquellos que no comparten nuestro estilo de vida.

Es por ello que estos días de luto deben ser compartidos con la satisfacción de haber construido una sociedad occidental a la que no solo le extraña que una religión pueda ser cómplice de una matanza sino que se une para luchar de manera global contra el que se presenta como el primer enemigo global de la historia de la humanidad: el IS.

Y es que en esto no hay ni bandos ni aliados. No hay derechas o izquierdas. Todo ello debe hoy plegarse a la mejor y más contundente respuesta global que todos unidos debemos ofrecer a aquellos que hoy vuelven a declarar la guerra a cada uno de nosotros, a nuestros vecinos, padres, hijos, compañeros de trabajo, paisanos... pero que hoy más que nunca los demócratas sabemos que vamos a ganar. Una respuesta que no puede ser otra que la de seguir apostando por nuestro modelo, conciliando la legalidad internacional con el derecho de todos los pueblos de Occidente a enfrentarse de manera implacable a aquellos que hoy ponen en jaque nuestra gran conquista como sociedad: la convivencia democrática.

(*) Presidente del Club Canarias y de la Casa de Canarias.

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