Gusto, placer, alegría, sentido del humor? Cuando nos preguntan si somos felices tendemos a identificar uno solo de estos elementos para apresurarnos a contestar: ¡Sí, soy feliz! O quizás sea la suma de esas cuatro sensaciones las que realmente nos proporcione más nítidamente esa impresión metaendorfínica.

Salud, dinero y amor? Tres cosas hay en la vida. Siempre se desea aquello que no se tiene y, en época de crisis, los españoles priorizan la cuestión económica para afiliarse al club de los felices. Anhelamos lo que no tenemos y despreciamos o damos poca importancia a lo que ya poseemos. Dicen que las claves para ser feliz es buena salud y mala memoria? y buen bolsillo?

La felicidad, ¿se siente o se compra, se activa desde el corazón o con lo que ponemos delante, la cartera? Platón sostiene que "la mezcla dosificada de placer y de sabiduría armonizados en la vida, darán como resultado la felicidad que el hombre es capaz de disfrutar e intuir."

También Pitágoras y Aristóteles la definen, pero me quedo con Plotino que la sintetiza como un estado de conciencia que no depende de los hechos, sino de cómo afrontamos esta vida. Este neoplatónico diferencia placer, bienestar y felicidad.

Feliz, ¿se es feliz o se está feliz, un estado que fluctúa como la bolsa o como la prima de riesgo?

¿Es usted un feliz cualitativo o cuantitativo? Para los primeros es el sentimiento que tiene una persona de que su vida es buena y está progresando. Para los segundos, suman o restan para averiguar si los momentos de alegría superan a los de tristeza. Si el resultado aritmético es positivo, se declaran felices.

¿Es más feliz un materialista con dinero que el altruista sin blanca? Aquí juega un papel crucial la gratitud. Las personas más agradecidas están más satisfechas con sus vidas, sean o no materialistas.

En este campo nos encontramos con una panoplia de estudios sobre el término. Uno de ellos explica que la riqueza disminuye la sensación de tristeza, pero no aumenta la de bienestar. Agrega que el dinero no da la felicidad, sino que psicológicamente sólo ayuda a sentirse menos desgraciado en el día a día. Otra demos sustenta que el dinero da la felicidad mientras tu sueldo sea inferior a 70.000 euros al año.

En la Biblia hay más de 600 pasajes con relación al dinero. Las claves son dos: una, por qué vía recibimos esos caudales. Como fruto de nuestro trabajo, por un golpe de suerte en juegos de azar, una herencia o, sencillamente, robándolo de manera más o menos burda o sofisticada. Y dos, a qué lo destinamos: lo derrochamos en una vida ostentosa, lo dosificamos para garantizarnos una supervivencia modesta pero con calidad de vida o lo destinamos a causas solidarias.

Si aceptamos el estudio de la consultora Gallup, dinero y felicidad son como agua y aceite. Si no, cómo es posible que la gente más feliz actualmente de todo el planeta viva en América Latina; en concreto en Paraguay, donde más energía positiva se detecta.

El dinero lo necesitamos para subsistir, no para existir; el dinero es para distribuirlo en un reparto garante de que no se vulneren derechos fundamentales por su deserción forzada.

Como recoge la filosofía griega, la verdadera inteligencia se evidencia cuando el que da se siente más gozoso que el que recibe.

Y es que debemos ser y estar observantes, autoconscientes, de la medida en que rendimos culto a lo contante y sonante en ese onírico objetivo de convertirnos en seres felices. Ojo, no confundir felicidad con fetichicidad.