La Provincia - Diario de Las Palmas

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Casi lo entiendo todo

La distancia nos otorga la perspectiva que suele dar una visión más global y más clara de lo que ocurre. El tiempo ayuda a comprender y, pasada más de una semana, logro aclarar alguna de las circunstancias que rodean la estremecedora masacre del pasado viernes 13. Entiendo que no hay duda de que estamos ante una guerra. Una guerra global, mundial, la tercera, aunque se empeñen en no querer acuñar el término. Una guerra que traslada la contienda del campo de batalla al corazón de cualquier Estado considerado infiel por el Daesh. Una guerra entre culturas y no entre estados, entre modelos de vida, entre los que defienden la libertad y los que la rechazan. Entiendo, también, que no sirve el diálogo con quien no quiere dialogar y sólo quiere imponer por la fuerza su criterio; que las armas no se combaten con flores, aunque nos gustaría; que tenemos derecho a defendernos, a proteger nuestra forma de vida, nuestras creencias y a los nuestros. He sido capaz de entender que François Hollande repitió, casi palabra por palabra, el mismo discurso que dio George Bush tras el 11-S pero 14 años después; que la libertad es directamente proporcional a la seguridad, que la primera no subsiste sin la segunda y que estos desalmados no van a cejar en su empeño de eliminarnos a cualquier precio. Desgraciadamente, entiendo que volveremos a quejarnos por lo incómodo de algunas medidas de seguridad, sin comprender que debemos ser solidarios con la libertad y con lo que implica porque para el terror no hay distancias y lo que pase en París, Roma, Londres, Hannover o cualquier otro lugar podría pasarnos a nosotros mismos. Entiendo que no existe ninguna religión que fomente el odio y que los musulmanes digan, con la voz más alta, que esos asesinos no representan la suya. Debo entender que tenemos un problema en Turquía tras ver cómo silban, en un partido de fútbol, el minuto de silencio en memoria de los asesinados; que en el corazón de Europa, el multiculturalismo y la integración de culturas que algunos proclamaban ha fracasado; que sólo juntos, como con tantas otras cosas, podremos acabar con fanáticos asesinos y que ahora me guste más La Marsellesa y me considere un poco francés... Lo que aun no entiendo, ni creo que llegaré a entender, es qué pasa por la cabeza de algunos hombres para cometer esas barbaries.

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