Beatriz Correas es concejala de Ciudadanos (el partido) en las Palmas de Gran Canaria y desde que accedió a dicha representación, en la oposición, viene dedicándose con cierta fruición a opinar sobre Emalsa.

Pareciera que no cuenta con más bagaje intelectual que el de sumarse a la "barra libre" de agravios, infamias y calumnias con las que el anterior equipo de gobierno, a través de su extinto interventor en la compañía del agua, trató de crear una imagen de la operadora que la realidad ha revelado falsa.

La última de estas manifestaciones, sin sustento de verosimilitud, contra Emalsa tuvo lugar el pasado día 21 en este mismo periódico donde tan gentilmente se me acoge para, en esta ocasión, ante lo evidente de la falsedad y gravedad de sus acusaciones, poder desmentirla ante la ciudadanía a la que dice defender a nuestra compañía.

La señora Correas titula su última invectiva contra la operadora: Entresijos de la gestión de Emalsa.

Pertrechada tras su experiencia "como responsable de un centro universitario" (sic), asegura haber aprendido "cómo funciona y se toman las decisiones en las instituciones públicas, gestión que -dice ella- en parte es muy parecida a la de la empresa privada".

Es decir, la señora Correas no ha dado ni una. Emalsa ni es privada ni es pública; es una sociedad de economía mixta que preside su socio público, el Ayuntamiento del que ella forma parte, en la persona de su alcalde.

La concejala de Ciudadanos asegura que, en Emalsa, es en su comité ejecutivo, órgano o instancia inexistente en la compañía, "donde se parte el bacalao".

Tal lenguaje de casquería y tienda de ultramarinos avala y define la solvencia intelectual de las reflexiones a que llega la concejala de Ciudadanos en un alarde de ignorancia cum laude.

Pues bien, en Emalsa no hay comité ejecutivo que gestione la compañía. Por ello no puede haber actas que no se presentan ante cualquier instancia judicial que las solicite, como ella denuncia que ha ocurrido. En su obcecación por lograr notoriedad y escalar en méritos para quien trabaje desde su acta de concejala, llega, incluso, a acusar al concejal de quien depende el servicio municipal de aguas de ignorar la existencia de un organismo inexistente.

Esta deriva de irresponsable ignorancia parece fundarse en la pretendida descalificación política del actual equipo de gobierno, que ha decidido ejercer desde el consejo de administración de la compañía el control que le corresponde como titular del servicio público que opera Emalsa por concesión administrativa.

No nos corresponde a nosotros participar del debate político, y no lo haremos. Pero ante la reiteración con que Emalsa viene siendo el escenario en el que se representan las confrontaciones políticas, tras las cuales la compañía resulta muy desmejorada, en esta ocasión, a la vista de que tampoco con la nueva política cesa este sacrifico, no vamos a guardar silencio.

Así, queremos denunciar ante la opinión pública que la señora Correas miente cuando publica las afirmaciones que anteceden.

En Emalsa no existe la figura de consejero delegado. Ello significa que su Consejo de Administración no ha delegado sus poderes y, en consecuencia, es quien gobierna la compañía. Es en este órgano donde, como consejeros, se sientan otros tres concejales del equipo de gobierno municipal, uno de ellos el concejal del agua y otros dos en representación de los partidos que conforman, con el PSOE, el tripartito que sucedió por las urnas al anterior alcalde.

Quienes inspiran sus artículos la han inducido a confundir con el comité ejecutivo, que no existe, el comité de gerencia que gestiona el día a día de la compañía. Es este un órgano interno que no tiene ningún poder delegado y que simplemente coordina la actividad ordinaria de la empresa. Sus reuniones no tienen calendario puesto que responden a las necesidades de la gestión diaria y, en consecuencia, no se levantan actas.

Y es el Consejo de Administración quien define la estrategia empresarial, conoce y aprueba, en su caso, las decisiones corporativas y de gestión del servicio municipal que opera en régimen de concesión.

Lamentamos las groseras expresiones de la señora Correas cuando califica de "supuestos entresijos" la diaria gestión de Emalsa con el grave y condenable desprecio que comporta hacia sus profesionales.

El bacalao que parten, según la ignara concejala, cuantos trabajan en Emalsa consiste en hacer del servicio a los ciudadanos en el abasto de agua de consumo un modelo para el sector, en el que ocupa los primeros puestos de las ciudades española en calidad y bajo precio.

Además de que, por su acertada gestión, como ahora ocurre, Emalsa puede soportar el impago de casi 20 millones de euros que dejó sin abonar el anterior gobierno municipal, sin que el servicio acuse el más mínimo menoscabo. Ni, por supuesto, quebranto alguno para los ciudadanos a los que dice representar la señora Correas.

Y, aun, una última consideración de carácter netamente político que sumar al reproche que merece la polígrafa concejala. Su condición de representante de la ciudadana por elección no la capacita para el ejercicio de la difamación y descrédito fundado en la insidia y la falsedad.

Pocas entidades, públicas o privadas, incluidos los partidos políticos, organizaciones sindicales y de la patronal, empresas de servicios e instituciones varias de la ciudad cuya corporación municipal cuenta con la señora Correas como integrante, han venido soportando durante los últimos años escrutinio tan variado, exigente y transparente como el que viene superando Emalsa por medio de sucesivas auditorias.

No todo vale en política. Y, por lo que afecta a Emalsa, ya basta.

Si para ejercer la representatividad que le han confiado sus votantes lo cree oportuno, señora Correas, en Emalsa ponemos a su disposición el acceso al conocimiento real que precise de nuestra compañía, que también es la suya, por cierto.