Quienes llevan años maldiciendo la austeridad y las políticas puestas en marcha para combatir la larga crisis a través de recortes y ajustes deben saber que están de enhorabuena. Por encima de las polémicas suscitadas en torno al reparto del dinero que el Estado ha accedido a transferir a la Comunidad Autónoma procedentes del extinto Impuesto General sobre el Tráfico de Empresas (IGTE), ITE para quienes tendemos a economizar hasta en el lenguaje, lo cierto es que se trata de una inyección de recursos de lo más interesante.
Lo principal es que se haya decidido destinar a un plan de inversiones, el denominado Plan de Desarrollo y Cohesión de Canarias (Pdcan), que persigue promover proyectos estratégicos con impacto a corto y medio plazo en la actividad económica, en el empleo y en el valor añadido que genera la región. Pero tal vez lo más importante es que se aplica en un momento en el que la economía crece cerca del 3%.
Esto es, no se trata de un plan de estímulo concebido en sentido clásico, para momentos en los que la economía va mal y hay que tratar de agarrarse a un clavo ardiendo hasta que pase lo peor. Recuérdese en ese sentido el Plan ZP y su posterior gatillazo, tal vez porque se ejecutó en un momento que no era el más adecuado, el más indicado, para combatir una crisis cuyo diagnóstico, análisis de las causas, duración y consecuencias, no se hizo correctamente. Al contrario. Claro está, lo complicado era saberlo entonces y haber evitado parte del sufrimiento desencadenado.
Ahora se trata de enchufar a la economía 160 millones de euros durante diez años, 1.600 millones, justo cuando la actividad arranca y lo hace con cierta potencia. Es por tanto un empujón que, de llevarse a cabo con el rigor y la seriedad de la que deben hacer gala en estos instantes el Gobierno de Canarias, los cabildos y los ayuntamientos, puede colocarnos en las antípodas de lo que hemos padecido en el transcurso de los últimos ocho años.
El enfermo, nuestra endeble economía, puede recibir en sus venas en los próximos años una inyección de vitaminas muy superior. El presidente del Gobierno de Canarias, Fernando Clavijo, ya anunció que las previsiones apuntan a que el crecimiento de la economía proporcionará a la Comunidad Autónoma, unos 150 millones anuales en ingresos con los que no se contaba hasta ahora. Estamos hablando de otros 600 millones. A los que habría que añadir los recursos que pueda movilizar el Estado y la UE con su esperado Plan Juncker. El enfermo saliva al imaginarlo.
Clavijo desgranó ayer ante los medios de comunicación en la sede de Presidencia en Santa Cruz de Tenerife los ejes de su propuesta, la que trata ahora de consensuar con instituciones y agentes de la región. En las salas del inmueble planeaba el recuerdo de Adán Martín Menis. Aunque parece que mejorado por la experiencia y la aplicación de herramientas de evaluación y porque el mecanismo de reparto no es por territorios, sino por el interés estratégico de los proyectos a financiar, el Pdcan se da un aire al Pdcan que contribuyó a crear el fallecido expresidente regional. Y a otros planes que se ejecutaron o quedaron a medias o en el camino tras su marcha y la llegada de la crisis. Un tiempo nuevo sí, pero aprovechando todo lo bueno de la experiencia.
