La Perra, la Zorra, la Lagarta o la Loba, también las híbridas esfinges, las sirenas, arpías histéricas. La Loca del Coño, Maruja y Lola que se van a los puertos, así, sin depilar. Martirio, Soledad y Angustias, en la verbena, tan contentas. La Hija de Puta, la Calientapollas y la Intensa poniendo lavadoras con la falda arremangá.

Las quiero, todas me habitan y yo las dejo bailar a su antojo. Algún día me vino la Gorda diciendo que la habían llamado ballena y vaca y yo le enseñé las tetas de las mamíferas y su grandeza, luego cocinamos y comimos dulce de leche a carcajadas y hablamos de la ciencia, otra ficción. El lunes le fueron a decir que tenía un cuervo entre las cejas, ya sabes lo que eso significa, aprender de las cabezas llenas de flores, Frida. El jueves vino lívida como un suspiro débil aferrada a un tronco y hablamos de los insectos y de volar. Una enorme siempre se pasea por las ramblas con su traje de faralaes, cuando nació le dijeron a sus padres que era todo un hombrecito, gracias a Ocaña también, por habitarme.

Me levanto en la mañana con tantos nombres encima, tantas imágenes en la retina sobre un solo rostro. Sonrío con ellas acariciando el insulto, las hago mías sanándolas y descubro que un ejército innombrable me protege, la piara, la jauría, la manada. Una bandada de golondrinas en mi vientre, un enjambre de abejas, en la boca un panal.

Eres rara, me dicen, busco sinónimos en el diccionario: extraña, excéntrica, extravagante, original, peculiar, singular, curiosa, caprichosa, insólita, inusitada, inusual, infrecuente, excepcional. Pues eso, me digo, pues ella también.