Los cruceristas han puesto de manifiesto comportamientos reprobables de algunos profesionales del taxi. Ciertos conductores que esperan a los viajeros que bajan de los grandes barcos se niegan a recorridos por la capital. Las escenas son vergonzosas, explican algunos testigos. Los más quieren los viajes a Maspalomas y algunos con unos vehículos de tercera. La impresión que se lleva el visitantes es lamentable. Por unos euros.