Sobre la muerte de los niños en particular y de civiles que son los que están generando la diáspora de inmigrantes ante las consecuencias de muertes de inocentes en los daños colaterales. Un tema peliagudo, que tiene muchas aristas para su debate, y donde la sociedad árabe debe dejar bien claro su mensaje, ya que si matar moscas a cañonazos tiene sus consecuencias... o morir a manos de unos fanáticos que te rebanan el cuello en la plaza pública, y coartan la libertad de los pueblos que invaden. Y no es menos cierto en una sociedad hipócrita que mira y hace poco por la humanidad. Incluidos muchos que profesan la religión de cualquier tendencia, y van a misa de diario y fiestas de guardar... y que no hacen caso a sus líderes religiosos porque tergiversan la realidad a su conveniencia. Donde para muchos el dinero es su dueño y señor, su rehén y su Dios como adoradores del Becerro de oro, y así está el mundo. Se han dado pasos atrás, lamentables que a veces nos sitúan al borde del precipicio de una manera intrínseca a nuestro modelo idílico de vida; donde la rentabilidad se ha impuesto a la métrica de los valores la ética y de los avances sociales en general, con reformas laborales hechas a la partitura de los empresarios en nombre de la economía, donde las inercias de los vientos que nos desplazan hacia la época de las cavernas, eso sí, con móvil e internet que apenas nos ha servido para resolver nuestros problemas (¿?) aunque sean útiles para el progreso, y a la vez generadores de listas de parados en el nombre del desarrollo industrial, que singularmente en muchos de los casos ha creado pobreza en la mano de obra y las oleadas de inmigrantes de millones de personas que huyen de las hambrunas y la guerra con la miseria como mochila. Ante el dilema de las sociedades avanzadas, receptoras y muchas veces culpables de los conflictos. Pero ante tanta injusticia, habrá que ser positivo, dentro de una tormenta, donde tendrá que lucir el sol; en manos de las nuevas generaciones, aunque hereden un mundo peor, sobre todo en lo ecológico, sepan dar el giro del timón a la nave preciso para no encallar y poder paliar los graves problemas de la humanidad. Y nos acordamos siempre de la importancia en la educación de los infantes desde las familias y las escuelas. Será una ardua tarea donde no se puede desfallecer. Un cambio por necesidad de supervivencia y la armonía de nuestro entorno recibido por herencia desde nuestros ancestros.