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Al azar

Sánchez es sexy, Rajoy es de pega

El único elemento que garantiza la igualdad sexual es el poder. Un ministro es tan peligroso como una ministra, y deben ser atacados con el mismo arsenal periodístico. Sin embargo, cualquier pregunta a una mujer poderosa que no verse sobre el índice de crecimiento bursátil obtiene la misma réplica:

- ¿Esto se lo preguntarías a un hombre?

A Pedro Sánchez, sí, ya sea en El hormiguero o en Bertín Osborne. Mientras Europa se debate en su mayor crisis de identidad desde el siglo V, en palabras de Niall Ferguson, el presidente del Gobierno comenta un partido de fútbol y el pretendiente del Gobierno se relaja con un señorito jerezano. El líder del PSOE se apunta al landismo desatado de seductor casposo, acaba concluyendo sobre sí mismo que tiene más sexy que belleza. Qué alivio.

La triunfal gira electoral de Rajoy oscila entre la telebasura y la radio futbolística. Allí se ha descubierto que tiene un hijo deslenguado, que no ha salido a su padre y que hará buenas migas con Froilán. El pequeño Mariano recibe golpes de su progenitor por decir la verdad, como el resto de españoles. El bellísimo líder socialista comparte la parrilla televisiva del feúcho presidente del Gobierno, en programas donde solo se hablará de peinados, modelitos o goles. El contribuyente estupefacto debe plantearse por qué no votar directamente a Bertín o a María Teresa Campos. Son los únicos autorizados a interrogar a los gobernantes sin contemplaciones.

El narcisocialismo del hermoso Sánchez le impide traspiés como su respaldo implícito a la reforma laboral del PP. El presidente del Gobierno no pierde su condición calamitosa ni con su dedicación exclusiva al ocio, porque el Madrid encajó siete goles en los días que Mariano Rajoy lleva absorto en su pasión futbolística. Las preguntas sobre el envío de ciudadanos españoles a luchar y morir contra el ISIS tendrán que esperar. La pujanza de Bertín y María Teresa Campos es un bofetón a la dócil prensa política madrileña, más enérgico que los cachetes dispensados por Rajoy a su hijo en público. Cuatro años de servilismo informativo se quedan sin recompensa. Los candidatos prefieren hablar de su cuerpo. No tienen nada mejor que ofrecer.

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