La Provincia - Diario de Las Palmas

La Provincia - Diario de Las Palmas

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Papel vegetal

¿Tontos útiles?

Uno comienza a estar harto de esos ya "viejos filósofos" franceses y sus numerosos epígonos, de esos belicistas de salón que no dejan de batir los tambores de guerra al calor de los últimos ataques terroristas.

Harto sobre todo de que utilicen la plataforma mediática que tan generosamente se les ofrece para tachar de "tontos útiles" a quienes tienen la osadía de pensar contra la corriente dominante y se atreven a reflexionar sobre la complejidad de un fenómeno como el yihadismo.

Cuando un político dispuesto a rescatar los principios que inspiraron un día al partido laborista como Jeremy Corbyn dice ver en las intervenciones militares de Occidente en Oriente Próximo una de las causas que han contribuido al nacimiento del Estado Islámico, se le acusa rápidamente de "ingenuo" e "idealista" y se le augura la peor de las derrotas electorales.

Y lo mismo ocurre cuando Bernie Sanders, el aspirante demócrata a la Casa Blanca, se atreve a decir en un debate que "la desastrosa invasión de Irak" fue la causa de ese gran agujero negro del que tan alegremente se despreocuparon después los norteamericanos y que, como ya advirtieron algunos en su día, ha acabado convirtiéndose en nuestra pesadilla.

Ellos y quienes piensan así son calificados de apóstoles del "buenismo", incapaces de ver una manifestación del "mal" en estado puro como es el terrorismo islámico, dispuestos siempre a justificar a unos asesinos y culpar a Occidente de lo que sucede en el mundo cuando lo que se impone es cerrar filas tras el presidente francés, François Hollande, que acaba de declarar pomposamente la guerra sin cuartel al terrorismo yihadista.

Hay quien incluso aprovecha para decirnos que es hora de dejar de anatemizar a Israel por su trato a los palestinos y traer en cambio aquí a los expertos del Estado judío para que con su larga experiencia en terrorismo nos ayuden a combatir a los yihadistas entre nosotros.

No sé si las guerras y otras intervenciones nuestras en el mundo musulmán no tendrán nada que ver con lo que ahora sucede, como argumentan quienes siempre pretenden tener razón, pero conviene recordar una vez más algunas verdades que empañan esa visión tan aséptica que nos presentan de lo que hoy llamamos valores de Occidente.

No hay para ello que remontarse a la Edad Media, a Saladino y las cruzadas. Basta centrarse en la historia más reciente, en lo sucedido en los años transcurridos desde el final de la Segunda Guerra Mundial, período en el que han muerto en todo el mundo más de cincuenta millones de personas como resultado de las políticas coloniales y neocoloniales.

Basta con recordar los crímenes franceses en Argelia, torturas incluidas, el derrocamiento del gobierno democrático del iraní Mosaddeq por británicos y estadounidenses con ayuda de la CIA, el apoyo de EEUU a Sadam Husein para que se desembarazara de comunistas, radicales e intelectuales críticos o la ayuda militar que prestó luego Washington al dictador iraquí en su guerra con Irán antes de que dejara de serles útil.

Habría que recordar también cómo EEUU prestó todo tipo de ayuda, incluida la militar, a los muyahidines afganos, que luego, con apoyo económico de Arabia Saudí, extenderían la versión más extremista y beligerante del islam por todo el sureste asiático porque Washington prefirió siempre a los islamistas radica-les antes que a los nacionalistas laicos.

No podemos olvidar, y son sucesos que están con seguridad en la memoria de todos los musulmanes, la invasión de Irak con el más falso de los pretextos y su destrucción tanto física como moral, el derrocamiento de Gadafi y la conversión de Libia en otro Estado fallido o el apoyo inicial a los rebeldes sirios y a los demócratas egipcios para dejarlos luego a unos y otros en la estacada.

El relato sería interminable porque habría que incluir también las matanzas en el corazón de África, llevadas a cabo por diversas milicias pero tras las cuales están muchas veces multinacionales occidentales. Crímenes todos ellos que testimonian del doble rasero de Occidente y de lo selectivo de nuestra memoria.

¿Justifican todo eso el terrorismo de unos locos fanáticos? ¿Lo explican al menos? En absoluto. Pero, ¿es la solución una nueva guerra, como la que proponen algunos, a base de bombardeos desde el aire, otra vez incontables víctimas civiles -esos "daños colaterales" de los que hablan nuestros medios- y mayor frustración y rabia entre los millones de musulmanes de todo el mundo? Permítasenos expresar al menos nuestras dudas.

Para lo que sí servirá -lo estamos viendo ya en todas partes- es para hacernos a todos menos libres. Que es precisamente lo que pretenden los terroristas.

Compartir el artículo

stats