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Tropezones

Microcerditos

Espero que no me tengan en cuenta la "errata" del título. Yo de lo que voy a hablarles es de microcréditos, sabedor de que para muchos de Uds. la palabra despierta tan sólo indiferencia al sugerir una aportación económica "con la que no voy a ninguna parte".

Pues despierten de su desidia y pongan atención: el microcrédito constituye una verdadera revolución, el nuevo huevo de Colón en la lucha contra la pobreza.

Imagínense una sociedad atrasada, pongamos por caso Bangla Desh, donde hasta no hace mucho las ayudas de organismos internacionales, entregadas a los padres de familia, dada la situación de generalizado ninguneo de la mujer, terminaban no en el sector productivo o en proyectos emprendedores. No. En su mayor parte recalaban en el bar de la esquina, o en el estanco más cercano.

Al encauzar la ayuda a la madre de familia, merced a la iniciativa de personas como Mohamed Yunus y organismos sin afán de lucro como la ONG suiza "Écoles de la Terre" (31 escuelas en marcha), la situación ha experimentado un giro copernicano. La eficiente administración de las amas de casa, actuando además como una piña solidaria, y el rigor en el cumplimiento de las obligaciones adquiridas ha supuesto el rotundo éxito del microcrédito, cuyo revolucionario mecanismo es el siguiente.

La madre de familia recibe una cantidad modesta, un microcrédito pongamos que de 100 ?, para poner en marcha un humilde negocio, una máquina de coser, una vaca, un puestito ambulante o similar. En Bangla Desh un euro da para mucho.

El interés del préstamo es aparentemente alto, un 24%. Pero ojo, también aquí hay que darse cuenta que los préstamos "en la calle" son de verdadera usura, del 70% o más.

Pero ahora viene lo bonito: los intereses van directamente a un fondo de gestión de escuelas, con lo que los hijos (y sobre todo las hijas, cuidado) de la madre emprendedora podrán recibir una educación.

¡Pues bien, la buena administración de estas mujeres, y el estricto acatamiento de las cláusulas del contrato han venido demostrando que el porcentaje de cumplimiento de los créditos roza el 100%! Con el bonus añadido del refuerzo de la autoestima y el estatus de la mujer, tendiendo a un equiparamiento con el hombre jamás imaginado.

Pero es que los 100 ? devueltos no al cabo del año, sino de unas 40 semanas como media, se vuelven a prestar a una nueva ama de casa emprendedora. Y este efecto de bola de nieve ha venido evidenciando que la primera semilla de 100 ? permite a nada menos que 8 familias convertirse en autosuficientes a la vuelta de 6 años.

Y así, gracias al coraje de estas mujeres que no sólo terminan siendo las que traen el pan a sus hogares, sino que con el pago de los intereses consiguen para sus hijos e hijas un futuro mejor que el suyo propio, asistimos a una especie de círculo virtuoso, en cierto modo un movimiento continuo, de asombroso rendimiento económico, y no menos espectacular mejoramiento social. En 2006 les fue concedido a Muhamed Yunus y a su Grameen Bank el premio Nobel de la Paz por su aportación a la novedosa implantación y desarrollo de los microcréditos.

¡Qué menos!

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