Aunque creía que con la edad la capacidad de asombro por las cosas y ocurrencias de los políticos se colmaría, se ha publicado una nota de prensa que he leído con inmensa pena, bochorno y vergüenza ajena. El pasado viernes día 27 el pleno del Cabildo de Gran Canaria ha aprobado la moción B.4.13 para boicotear los productos de Israel.

Por aquello de que tanto han predicado de la transparencia y la información completa y veraz al ciudadano, he intentado leer el texto original de la moción presentada, no la interpretación que de ella hace el gabinete de prensa, pero en la web institucional no he podido, o no he sabido, encontrarla. Ni que decir tiene que esta noticia es aplaudida por los principales portales propalestinos y judeofóbicos internacionales, que aunque sean conceptos totalmente diferentes, vuelven a mezclarse en un revoltijo y en un todo vale por la causa contra Israel.

Es de sobra conocida la cobardía de casi todos los políticos para mantener sus principios éticos y someterse a la obediencias debida, cuando se trata de asuntos que la pretendida superioridad moral de la izquierda ha calificado como dogmas indiscutibles. Y discutirlas es políticamente incorrecto. Si además están de elecciones, es patológico ver cómo acomodan sus conciencias y ocultan lo que pudiera abrir frentes ideológicos más o menos polémicos.

Esta iniciativa fue aprobada por mayoría de 23 votos con 5 abstenciones y una huida (in)oportuna. Para no incrementar el bochorno, es más piadoso renunciar a pedir explicaciones al PP por el sentido de su abstención, no vaya a ser que la justificación sea aún más indigna de lo que ya se intuye. En cuanto a los otros grupos políticos y a la presidencia, ya desde su toma de posesión se auguraron grandes días de gloria. Esta decisión plenaria lo corrobora.

A mi entender, esta moción excede con mucho el ámbito de decisión al que debería circunscribirse el Cabildo de Gran Canaria, sumándose a las campañas BDS (Boicot, Desinversiones y Sanciones) contra Israel. Por cierto, ahora que Francia está de luto por el asesinato islamista de 137 personas y dejar otras 415 heridas, convendría recordarles a los Ilmos. e Ilmas. cabildicios que para la Corte Suprema francesa, el BDS es un crimen de odio o discriminación. El fallo fue emitido en noviembre de 2014 contra doce activistas políticos acusados de alentar a un boicot de los supermercados israelíes llevando, entre otras cosas, camisetas con la leyenda "Palestina Vive, Boicot a Israel" y repartiendo folletos afirmando que comprar productos de Israel significa "legitimar los crímenes en Gaza". El tribunal condenó y multó a los activistas con 14.500 dólares. La Corte Suprema encontró que el BDS difunde el odio y la discriminación, sobre la base de la "Ley de Lellouche" de 2003, contra el racismo y la discriminación en relación con los asuntos de Estado.

Sería muy oportuno ahora que los promotores de la idea detallaran cómo piensan materializar esta temeraria y judeofóbica medida, ¿no comprando productos etiquetados como israelíes? ¿no contratando con empresas que comercien con Israel? Es de suponer que no comprarán insulina, ni móviles u ordenadores Intel Inside, ni tomates cherry, ni membranas para potabilizadoras, ni... Sería interesante conocer con nombres y apellidos, sin camuflarse en "colectivos", los comisarios políticos asignados para materializar este boicot. ¿Boicotearán también a las empresas que adquieran los productos que esos comisarios incluyan en su lista?

Lo realmente siniestro de todo este asunto es que la judeofobia es tan transversal como la corrupción, no distingue partidos ni partidas, contagia a casi todo el mundo.