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El callejón del gato

El planeta hace aguas

Mira que se ha escrito sobre el cambio climático. Pero ¿qué hay de cierto en todo ello?

Hace unos años tuve la ocasión de charlar sobre el asunto con el que, en un momento determinado, se erigió en abanderado de todo este galimatías: el que fuera vicepresidente de Clinton, Al Gore, y para sorpresa mía, con voz grave y ceremoniosa me dijo: "La principal causa son los combustibles fósiles en la India". A partir de entonces me di cuenta de que ni él ni el primo de Rajoy tenían mucha idea sobre el particular.

En su documental La verdad incomoda hace un alegato pormenorizado de cómo las personas y los gobiernos son los responsables. Es el típico caso de "haz lo que yo digo pero no lo que yo hago". Lo que sí queda claro es que el planeta se queda pequeño, se desborda y comienza a hacer aguas por los cuatro costados.

La toma de datos para poder tener una referencia razonable tiene un horizonte muy limitado, ya que apenas cuentan con cuatro o cinco siglos y por contra algunos datan al planeta azul con más de cuatro mil millones de años. ¡Ahí es nada!

De siempre es sabido que los diferentes ciclos climáticos son lo suficientemente amplios para a- barcar una perspectiva fiable que nos permita un análisis detallado.

Claro, que puestos a elaborar teorías, las hay para todos los gustos; hay quien defiende que las plagas bíblicas en el Egipto de los faraones se debieron al cambio climático. Pues mira qué bien.

El mundo está cambiando. La crisis económica, ambiental y social son diferentes manifestaciones de un modelo de desarrollo insostenible basado en los prin-cipios de explotación de los recursos para extraer el máximo beneficio en el menor tiempo posible, sin considerar el impacto que esto genera en los ecosistemas y las poblaciones.

El cambio climático es solo la punta del iceberg de este modelo insostenible. Hace más de 20 años, los científicos comenzaron a alertar del aumento de la temperatura media global y su impacto en el complejo sistema climático.

Personalmente comparto de alguna manera la teoría de Al Gore, pero por distinto camino. La realidad es que si estudiamos nuestra especie desde la bioquímica y si nos pusieran en una probeta gigante llegaríamos a la conclusión que nos hemos re-producido a tal velocidad que llegaría un momento que esa solución se saturaría y entraría en un proceso de autodestrucción. Evidentemente esto es una prueba empírica, pero si analizamos la evolución del hombre en la Tierra no dista mucho la realidad de la ficción. A finales de este siglo, la Tierra tendrá 11.000 millones de habitantes, donde el origen y la composición de los mismos será un reto para ver si el planeta y el ser humano serán capaces de asumir los desafíos que tienen por delante.

En cualquier caso, sucesos como los huracanes, tifones, tornados y la tan traída y llevada ciclogénesis que se vienen sucediendo últimamente no son otra cosa que una perturbadora señal que nos avisa del cambio climático que se está produciendo y al que parece no prestamos mucha atención.

Abra en París quieren llegar a un acuerdo de mínimos para que no se consuma la tragedia, dos grados dicen, tengan o no razón, la cosa no pinta bien, es de desear que corrijamos las desviaciones que se vienen produciendo en el viejo pero único e irrepetible planeta azul.

¿Está la mano del hombre detrás de todo esto? Aparentemente sin duda alguna.

La historia es una combinación de realidad y mentiras. La realidad de la historia llega a ser una mentira. La irrealidad de la fábula llega a ser la verdad.

En cualquier caso me quedo con la frase de que una verdad por el hecho de ser incómoda no deja de ser verdad.

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