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Ida y vuelta

El destrozo climático

El asunto del cambio climático es un tema tan grave como el del terrorismo y la fragilidad de la paz mundial, pero, como afecta directamente a las multinacionales petroleras, auténtico gobierno en la sombra, las grandes potencias se resisten a tomar las medidas imprescindibles. El "buenismo" y la hipocresía humana se evidencian tras las cumbres del cambio climático, que sirven para que unos y otros se estrechen las manos y salgan en la foto sin comprometerse a nada. Países emergentes superpoblados como China e India tienen mucho que decir, aunque no están dispuestos a renunciar a sus políticas de desarrollo. La cumbre de París debería significar una actitud nueva, pues la economía mundial habrá de transformarse hacia un modelo de bajas emisiones, pero soluciones como el coche eléctrico tardan en ser asumidas. Desde los satélites que nos sobrevuelan, es visible de año en año el deterioro de la masa de hielo en los glaciares y en los polos, la deforestación, la pérdida de agua potable.

Antonio Morales, presidente actual del Cabildo grancanario, es un hombre noble y luchador por su tierra. Creo que responde al perfil de político humanista interesado por la cultura y comprometido con su tiempo, su visión es progresista e integradora. Intenta defender su isla de la clásica deriva insularista del Gobierno de Canarias, tan visible en el asunto de la gestión del suelo, los obstáculos para la construcción de nuevos hoteles, los repartos del dinero, la lucha por las infraestructuras, los censos de población inflados y etcétera. ¿Será, acaso, que, con todos sus defectos, Paulino Rivero tenía una mirada más regionalista que el señor Clavijo con su mochila de barrer para casa?

Hace bien Morales en poner el acento en el destrozo climático que se avecina en este archipiélago, tan dependiente del modelo turístico, con tantos kilómetros de playas y con tantos fenómenos meteorológicos adversos. Unas islas donde las energías renovables podrían tener un gran protagonismo, que desde luego no se aprovecha. Con las posibilidades que nos otorga este sol y este viento nuestros hacemos poco por reducir la factura eléctrica basada en energías fósiles, el temible y casi maldito petróleo. Nuestro clima se está volviendo tropical, con lluvias escasas pero violentas, con fragilidad evidente si se confirma la elevación del nivel del mar en los próximos años. El riesgo de inundaciones en ciudades costeras como las nuestras es considerable. Y, como anuncia el Cabildo, hay zonas de especial vulnerabilidad ante los acontecimientos que se avecinan: la central eléctrica de Jinámar, las playas de Las Canteras, Alcaravaneras, La Laja y El Confital, así como Bocabarranco tienen especial riesgo de inundación. ¿Qué decir de otras zonas tan importantes turísticamente como Playa del Inglés, Los Cristianos, Playa de las Américas, Morro Jable, Corralejo, Costa Teguise, y demás?

La gestión del suelo y del agua, el asunto nada desdeñable del modelo energético, la agricultura y la ganadería, el transporte, y otros asuntos vinculados al cambio climático exigen actuaciones enérgicas y que no pueden seguir en el desván por mucho tiempo. Según expertos de la Universidad de La Laguna, Canarias obviamente no está preparada para las repercusiones del cambio climático que se avecina, y no ha iniciado la toma de decisiones imprescindibles ante el calentamiento global. El calentamiento del agua oceánica en la zona de nuestras islas incrementará el fenómeno de las lluvias dañinas, mientras que la cercanía del desierto hará que las olas de calor sean más constantes, y origine mayor riesgo de incendios forestales. Habrá lluvias y sequías más intensas, mayores olas de calor, oleajes con más daños sobre el entorno marino, etcétera.

¿Qué efectos reales se pueden esperar de la cumbre de París en estos días prenavideños que inevitablemente asociamos con una sensación de euforia, compras, festejos, cenas copiosas? En principio, parece que ya existe un consenso superior al 98 por ciento entre los expertos en el sentido de afirmar que el cambio climático es real y no es una broma como en su momento comentaron el presidente Bush, el señor Aznar o incluso el señor Rajoy. En el 2007 Rajoy, entonces presidente del PP, no creía en el cambio climático porque un primo suyo, catedrático de Física en la universidad de Sevilla, le había prometido que "no era posible predecir ni siquiera el tiempo que va a hacer mañana en Sevilla". Ahora los casi 200 países que participan en las negociaciones han aceptado que es preciso limitar el incremento de la temperatura media global a un máximo de 2 grados centígrados para el año 2100 y 177 de ellos han presentado compromisos voluntarios de reducción de emisiones de efecto invernadero. El presidente norteamericano ha mostrado un hilo de esperanza al declarar que si todos los países participantes deciden actuar ahora, no será demasiado tarde para la última generación que puede hacer algo para paliar el desastre. Es importante constatar que asume el hecho de que EE.UU, la mayor economía del mundo y segundo país emisor, no solo reconoce su papel en la creación de este problema sino que acepta su responsabilidad y está obligado a actuar. La acción global, señala Obama, no tiene por qué dañar el crecimiento económico. España, por su parte, continúa originando efectos negativos como el que más pues a pesar de la grandilocuencia de las promesas y de los análisis del gobierno, estamos entre los que más contaminan de Europa. En ciudades como Madrid es más que visible el efecto pernicioso de la contaminación cuando las lluvias tardan en aparecer; el paraguas de suciedad atmosférica sobre la capital es muy apreciable.

Un país de clima cálido y con tantas horas de sol apenas aprovecha las energías renovables, nuestra dependencia del petróleo y del gas natural es absoluta; entretanto, la tarifa de la luz no para de incrementarse con maniobras mafiosas de las eléctricas. No hay tiempo de espera. El cambio de modelo energético tiene que ser una prioridad. Los técnicos nos dicen que es viable, aunque su costo será muy importante. Pero ¿y si esa reconversión es la única opción de supervivencia? Se decía hace poco que los cambios serían lentos y hasta el año 2100 no iban a ser tan apreciables, pero ahora ese discurso ha cambiado. Y se habla de que, si no se llega a actuaciones conjuntas, el 2050 sería el año terrible.

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