La Provincia - Diario de Las Palmas

La Provincia - Diario de Las Palmas

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

El análisis

El victimismo de Antonio Morales

Hay una palabra que me produce reverencia por su significado. Esa palabra es víctima. Víctima de la crisis económica, víctima de la violencia de género, víctima de la discriminación de cualquier especie, víctima del terrorismo. Defender a las víctimas es una obligación no sólo política, sino cívica. Cualquiera lo entiende.

Hay por el contrario una palabra que me genera un enorme rechazo. Esa palabra es victimista. Responde a la actuación del hombre poderoso (por lo general es un hombre) que se arroga para sí mismo la condición de víctima en defensa de su propio interés. Para entendernos, un ejercicio de hipocresía en toda regla.

Quiero referirme ahora a las declaraciones y quejas recientes de Antonio Morales. Durante las últimas semanas ha adoptado en todos sus términos la típica actitud del victimista. Antonio Morales es el presidente del Cabildo de Gran Canaria. Antonio Morales es un hombre poderoso. Antonio Morales tiene a su servicio un aparato técnico y mediático muy importante. Antonio Morales debería utilizar el extraordinario altavoz que le da la institución que preside para sostener causas mejores que la defensa de su propio ego. Él es nada menos que el presidente del Cabildo, pero solamente eso. No es un monarca absoluto que no puede ser objeto de crítica como cualquier otro cargo público. No tiene el privilegio de criticar sin que nadie pueda replicarle. Debería entender que en democracia las cosas no funcionan así; quizá eso pueda ocurrir en el ámbito municipal, que es el que mejor conoce, porque ahí se pueden llegar a ocupar todos los resortes del poder. Pero la isla de Gran Canaria es más importante que las obsesiones de Antonio Morales.

El resultado de esta estrategia, equivocada a todas luces, no es otra que la soledad. Pero aquí nos vemos obligados a denunciar un problema. El aislamiento deliberado por el que ha optado el presidente del Cabildo lo pagamos todos los grancanarios. Esto es algo inaceptable. Las prioridades electorales del partido al que pertenece Antonio Morales no pueden cobrarse un tributo tan elevado, por muchos nervios que hayan anidado en el cuartel general de quienes han renunciado al nacionalismo como ideario a cambio de nada. Una estrategia de confrontación directa, que falsea la realidad en asuntos como el Plan de Desarrollo derivado de los recursos del IGTE, no es una buena estrategia para Gran Canaria y su gente. Asumir como herencia la bronca estéril de José Miguel Bravo de Laguna es una pésima idea. Producir aspavientos a cuenta de cualquier comentario crítico constituye un claro ejercicio de insolvencia intelectual. Y además supone un ejercicio deshonesto, porque la doble vara de medir desacredita a quien la utiliza. Antonio Morales se ha escandalizado por una comparación utilizada hace días por el presidente canario, Fernando Clavijo. La reiteración de la mentira como herramienta para fabricar verdades y todo eso. Es justo la misma comparación, con referencia a los mismos siniestros apellidos nazis, que utilizó el consejero insular de Podemos Miguel Montero en un debate reciente del Cabildo. Antonio Morales estaba allí, de hecho presidía la sesión. Sin embargo no llamó la atención a un miembro de su grupo de gobierno, ni le pidió que se disculpara, ni le dio importancia alguna. Pues a eso yo lo llamo hipocresía.

Como grancanarios tenemos una responsabilidad en la construcción de una Canarias más moderna, próspera y solidaria. Somos, la Historia y el presente lo dicen, el germen de las ideas más brillantes y audaces que han salido de la sociedad canaria. Siempre he sostenido una convicción: ser grancanario obliga a mucho. Desde luego obliga a actuar como una influencia enriquecedora en el debate público canario. Porque la tierra quemada no es lo nuestro.

Con sus comportamientos, que no son ni los de la nueva política ni los de la buena política, Antonio Morales está demostrando que no está a la altura de su cargo. En lugar de exigir disculpas sin fundamento alguno, es él quien tiene que rectificar su deriva victimista y su empeño por la confrontación estéril. Porque al seguir ese camino está tomando a todos los grancanarios como rehenes -y por tanto víctimas- de su disparatada estrategia. Y les garantizo que algunos en esta isla no se lo vamos a consentir.

(*) Secretario general de Coalición Canaria en Gran Canaria

Compartir el artículo

stats