La Provincia - Diario de Las Palmas

La Provincia - Diario de Las Palmas

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Juanjo Jiménez

LP Confidencial

Juanjo Jiménez

Pachuli Nº 5

Uno de los más graves problemas de estas fechas de Reyes Magos y presidenciales se centran en la trascendente decisión de qué coño colonia ponerte.

No sé qué canales olismean ustedes pero por los que suelo transitar salen unas marcas tras otras con cadencia de ametralladora automática intentando engoar sobre este o aquel otro determinado mejunje, y se ve que como aún no se ha inventado el televisor con olor dolby surround, que a estos efectos sería el cacharro definitivo, el sector cosmético se ha ido chiflando progresivamente con diversos y estrambóticos argumentarios visuales, y también orales, lo que dificulta enormemente el inútil ejercicio de transmitir las cualidades de un Pestuferio del Número 5 solo por lo que atine el ojo o el oído.

Existe un anuncio, por poner un ejemplo básico, en el que un delicado pero inconsciente marinero entra con todo el barco a rente por la capital de un país sin reparar en gastos.

El buque se lleva por delante papeleras, pipicanes, puestos de roscas y jareas, mobiliario urbano y hasta el mismo concreto de la carretera.

El ferry va a quedar para el astillero, pero el popeye a lo suyo hasta que el capitán echa el freno de mano y estaciona justo en el balcón de un sexto piso donde una musa, oteando al pollo en evidente ánimo de polinizar, aguarda en lencería marinera a que terminen de ponerle la proa en el marisco.

No se sabe bien a qué diablos olerá todo eso, pero por lo pronto a quilla quemada.

En otro spot, por decir algo en inglés, alonga una especie de vestal con la boca llena dientes por un cuarto de estar interminable aliñado de guepardos sueltos, y con una pella de gladiadores anabolizados con túnica de domingo que ya se han puesto cómodos.

Incluso se intuye alguno con el pompis in the air, que es justo el momento en el que la sacerdotisa sonríe cómo indicando que el próximo plano hay que visionarlo por el canal x y fuera de horario infantil. Este anuncio debe oler mucho a cucurucho..., y a tigre con mixturado de feromonas sin refinar.

Y por último, y de forma genérica, se encuadran aquellos espós en que sus protagonistas se echan dos gotas del producto y terminan en el logopeda con serias dificultades para vocalizar el nombre de la marca. Se chingan con ellos y terminan diciendo Fadolina Hegeda, o bien Ó de San Doque.

En definitiva, que con estos argumentos -y sus jodidos efectos- se queda uno sin saber exactamente con qué tipo de pachuli jalbegarse para ir a votar. Y es tremendo.

Compartir el artículo

stats