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Calafateando

Pensionistas, ¿doble impuesto?

Cuando el trabajador asalariado se jubila, el pensamiento principal que le asalta es que su vida ha consistido en vivir y trabajar para los demás, sin posibilidad de librarse ni por un momento de su esclavitud, que consistió en hacer cada vez más ricos a sus patrones, contribuir a Hacienda y con el escaso y mísero salario que le quedaba sacar adelante a su familia; y si no fuera por esto último -la responsabilidad innata de los humanos que al ser por naturaleza es de todos los seres que nadan, andan con patas o vuelan- la sensación sería que ha malgastado todos los días de su vida. Educado, además, en la fe de sus mayores, su jubilación también es momento, después de mucho meditarlo, de asaltarle la idea de que vino a este mundo de un lugar insondablemente lejano donde reina la Nada, y que a él de modo indefectible volverá al morir: la Eternidad.

El "desinquieto" y buen amigo Antonio Aguado me envía correo con un tema interesante o a lo menos curioso. Un espontáneo anónimo se dirigió a la sede de Unión Democrática de Pensionistas y Jubilados, en la madrileña calle de Alcalá, nº 178, para exponer su indignación por lo que considera una injusticia: pagar el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas dos veces. Allí recogieron su propuesta, que consideraron razonable, pero no le aseguraron nada, toda vez que lo hacía en su propio nombre. Salió algo mosqueado, reconociendo que si estas cosas se plantean de manera individual y no como un buen número de personas, cuantas más, mejor, hacen poco caso.

Nuestras pensiones -dice- deben ser excluidas del IRPF, al no devengar por un rendimiento del trabajo. El derecho a ellas se generó durante la vida laboral, y los salarios cobrados sometidos al IRPF. Esto es lo que demuestra que la paga del pensionista está siendo gravada de nuevo por dicho impuesto (doble imposición), cosa injusta -insiste- que se debe corregir haciendo que la pensión quede absolutamente exenta del fisco. Cabría en todo caso considerar a la pensión como "rendimiento de capital inmobiliario", con una fiscalidad mucho menor, que va disminuyendo progresivamente y de manera notable con la edad del jubilado. Ello tendría sentido toda vez que fue acumulando ese capital a lo largo de su vida laboral y pagando el correspondiente IRPF para cobrar al final de ella la pensión. Dicha figura está contemplada en la Ley de la cual se benefician las entidades privadas con el producto Renta Vitalicia Inmediata aplicada a un capital del cliente que, en el caso que nos ocupa, sería el capital acumulado por los jubilados durante su vida laboral, para obtener una renta vitalicia inmediata asimilable al concepto de pensión.

Queda pues claro para este pensionista que su paga no es un rendimiento del trabajo, siendo en su día sometida al impuesto fiscal, por lo que es necesario corregir la flagrante evidencia de injusticia. Sin embargo es consciente de que mover esto no es fácil, pues el partido que todavía gobierna (quién sabe si cuatro años más pactando con Ciudadanos) estará en las Antípodas de promover un nuevo proyecto de ley que reforme la modalidad impositiva de las pensiones. Consecuencia natural de ello es que nada de esto prospere, sobre todo porque en estos momentos se habla de la sostenibilidad de las pensiones con las cuantías actuales, que por la crisis la hucha se ha visto bastante mermada: estaba en 70.000 millones de euros, de los cuales ya se han utilizado 32.000. Una vez resuelto el futuro de las pensiones, ya que nada es imposible cuando se quiere, que dinero hay, no me digan que no porque siempre aparece si es necesario, se tomaría la vía de impuestos dentro de los Presupuestos Generales del Estado. Algo que ayude al sistema de las pensiones. ¿Seremos capaces de concienciar a esta prepotencia que nos gobierna, pero en especial a los partidos emergentes para que lo incluyan en sus programas, de llegar a la Moncloa? Empero el Partido Popular, todo indica que volvería a ser el más votado, y es que la ingente masa votante, muy precavida, rechazará siempre lo nuevo porque tiene miedo, miedo a lo desconocido. Así es para desgracia del inmenso grueso de pensionistas, temerosos en su mayoría de perder la pensión.

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