La Provincia - Diario de Las Palmas

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Javier Durán

Trompada al presidente

A esta hora el equipo electoral de Rajoy se afana en poner a su disposición una gafas de vista lo más rápido posible, y en observar las consecuencias de la trompada que ha recibido en la cara. El imbécil que le ha propinado el golpe ha sido, según las primeras informaciones, un cabeza hueca del Pontevedra, hooligan del equipo, miembro de la peña Mocidade Granate, y desde la tarde de ayer un contribuyente nato a fomentar la creencia de que hay irracionales que rompen en trizas la racionalidad; el menor (depende para qué) se comía los mocos de su hazaña, y decía a los agentes que volvería a repetir su acto, del que se mostraba orgulloso y feliz. Leo que en su facebook tiene una bandera republicana, parece que más por postureo que por vocación. Nunca una sociedad está a salvo de determinadas peculiaridades: uno llega a pensar si esta eminencia de Pontevedra creyó que le correspondía a él protagonizar el segundo round del Cara a cara de la Academia, también conocido como combate boxístico aquí y allá. Este acto violento, como el aviso que recibió el concejal de Podemos tras el mitin de la plaza del Pilar, son sólo excrecencias del 20-D, hechos aislados que en nada deben pudrir la campaña electoral. Los líderes en competición han comunicado a Rajoy su rechazo a la agresión. Me temo que la condena no tendrá su réplica en las redes sociales, donde los autores de los memes, prestigioso contenido intelectual de nuestro tiempo, afilan las neuronas para sacarle brillo al puñetazo. La trompada ha sido al presidente del Gobierno, y por la magulladura que ofrecía su perfil derecho se veía que había sido más grave que el zapato que le lanzaron a George W. Bush o la tarta que intentó empotrar Ruiz Mateos en la cara del entonces ministro Miguel Boyer. Elevar el acontecimiento a motivo de humor supone dar pábulo a esa cuajada que recorre Internet, donde ya no se sabe bien qué es lo serio y qué es para mearte de risa en los calzoncillos. Y peor aún es convertir al mozalbete en un héroe popular por darle en la mejilla al presidente. Ni tampoco debe el PP explotar el victimismo para arañar más votos en discusión.

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