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El callejón del gato

Alea iacta est

Se acabó lo que se daba. Llegó la hora de la verdad, mañana se vota. Se terminó el suplicio al que nos han sometido los diferentes partidos políticos durante los últimos meses en las diferentes convocatorias concatenadas que se han celebrado en nuestro país.

El próximo día veintiuno todo lo dicho se va a quedar en agua de borrajas y la famosa hemeroteca va a sonrojar al más pintado.

Lo importante, lo verdaderamente importante, es que España salga definitivamente de la crisis, se cree empleo, que la sanidad, cultura y educación se consoliden, que los derechos humanos no sean cuestionados por nadie, que la unidad nacional sea una idea respetada por todos, que el medio ambiente sea de verdad sostenible, y que se acabe de una vez con el goteo de aquellos que llegan a la política con intención de hacer fortuna en lugar de tener una vocación de servicio a los ciudadanos; todo lo demás son pamplinas.

No sé qué va a pasar mañana pero, lo que sí sé, y no es que tenga una bola de cristal, es que al día siguiente la gente se levantará como cualquier día para ir a trabajar independientemente de quién gobierne.

Con que los diferentes partidos cumplan la mitad de lo que han prometido en campaña ya vamos bien servidos. Lo que me temo es que muchos medios, porque no hay que olvidar que esta campaña ha sido la más mediática de todas, donde las televisiones han jugado un papel importante, seguirán erre que erre diciendo que los ciudadanos se han equivocado y que no tienen ni idea.

Afortunadamente, se pongan como se pongan algunos, estos cuarenta años de democracia y paz que, sin duda ninguna ha sido el mayor periodo de prosperidad que ha gozado España en su historia reciente, no han sido en vano, es más, han servido para consolidar la Constitución del 78 que algunos ahora quieren reformar y que, si ha de hacerse, tendrá que ser con el consenso que en la misma está previsto.

Está claro que vienen nuevos tiempos y con ellos un cambio, que no necesariamente tiene que ser generacional, lo que interesa son cabezas pensantes que tengan soluciones a los problemas planteados y que tendrán que demostrar que el esfuerzo de las generaciones anteriores no ha sido en balde.

Lo que parece lógico es que a partir del mismo día veintiuno, ganen unos y pierdan otros, los contadores se deben poner a cero. Los ciudadanos han valorado y censurado todas y cada una de aquellas actitudes, acciones en las que tanto los candidatos como sus partidos hayan incurrido, por acción o por omisión.

Miremos con optimismo al futuro, porque el único encanto que tiene el tiempo pasado es que es pasado. Por lo mismo, querer hacer que aquello que ha pasado vuelva a ocurrir es siempre una gran equivocación. Y acabo como empecé: la suerte está echada.

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