Esto sí que no tiene arreglo: el hecho de que una formación política -con un presidente tinerfeño y una vicepresidenta tinerfeña- haya obtenido representación parlamentaria constituye una catástrofe humanitaria para el resto de las islas, que quedan totalmente desamparadas, ya que la única diputada al Congreso representa a la provincia de Santa Cruz de Tenerife y defenderá exclusivamente los intereses de su isla, como ha hecho durante los años que ha permanecido en Madrid. Cuesta entender que los canarios (excepto los tinerfeños) otorguen su voto a un partido que viene ninguneando a Canarias año tras año, con la connivencia de políticos de Gran Canaria, Fuerteventura y Lanzarote, que, por mantenerse en la poltrona, son capaces de venderse al mejor postor, pues palabras como dignidad, lealtad u honestidad a ellos les suenan a chino mandarín...