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Rubén Reja

Reflexión

Rubén Reja

La eterna sonrisa de Tadeo

Hace ya cinco años que se fue y se le echa en falta. Ángel Luis Tadeo nos dejó a principios de enero de hace ya un lustro por culpa de una maldita cardiopatía. El que fuese creador del Grupo Dunas pudo presumir, y no lo hizo, de ser pieza esencial del desarrollo turístico de Canarias. Incluso, en la década de los noventa se erigió como el dirigente empresarial con mayor número de camas turísticas en propiedad. La silueta del delfín color esmeralda llegó a agrupar más de una decena de complejos y dar empleo a dos millares de trabajadores. Un grupo que tenía un alma llamada Tadeo. Un tipo tan único como entrañable que no tenía dobleces. Actuaba sin ambages e iba de frente, accesible al máximo (siempre atendía a todos) y tremendamente cercano. Activo y jovial como ese delfín al que mimó durante años, Tadeo trabajó hasta la extenuación por crear empresas, riqueza y empleo. Alguien que se peleó por la unidad y el diálogo para vencer a las dificultades. Fue un auténtico maestro en el arte de rebajar las confrontaciones y evitar puntos muertos. Ante la adversidad siempre se reponía con una sagacidad, astucia y un humor inigualables, que siempre era bienvenido. Emprendedor como pocos se convirtió por derecho propio en uno de los primeros pata negra del movimiento empresarial de las Islas, figura imprescindible en las mesas de diálogo no sólo por la entidad del patrimonio que atesoraba y sus negocios, sino por ese talante dialogante, tan imprescindible para que los intereses enfrentados constituyan el llamado movimiento empresarial. El empresario de la eterna sonrisa ya no está entre nosotros. Pero a buen seguro que, de estarlo, seguiría trabajando por el desarrollo de Canarias, velando por su familia y, cómo no, sufriendo por el equipo de sus sueños, la UD.

(@rubenreja)

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