Nunca estuvo tan acertado en sus insistentes diatribas el politólogo Íñigo Errejón; en su análisis al discurso de Su Majestad en la pasada Nochebuena, afirmaba, con gran tino, que el Rey no había mencionado ni una sola vez el principal problema de nuestro país. Cuando una persona tiene la razón, hay que dársela y a usted, señor Errejón, se la doy.

Pero veamos cuál es el primer problema que ahora tiene España. Oigamos por la calle, en el bar o en los corrillos de vecinos el comentario, casi unánime, de la gente. "Estamos abocados al desastre", "El bolivarismo nos invade", "La economía se nos hunde", "Será el fin de lo conseguido en materia social y laboral", "Estamos perdidos", "Nuestras vir-tudes y costumbres se remodelarán con las ideas de la revolución bolivariana y el ateísmo", etc. No mencionó Felipe VI ni un ápice de nuestro principal y gran problema: Podemos.

Declaraba días atrás Sergio Pascual, secretario de organización de Podemos, que el 72% de los españoles no quiere que gobierne Rajoy; interesante razonamiento. Tal vez quiera que nuestro presidente dimita por esta falta de apoyo en los ciudadanos. Pero yo voy a volverle la oración por pasiva; utilizando el mismo sistema de cálculo, el 88% de los españoles no quiere ver a Podemos en la vi-da política, ni vendiendo peines ni gallinas. Y esto es en el Congreso, pues en el Senado es el 93% de españoles los que no quieren verles la cara.

Dimitan, señores de Podemos, y márchense a Venezuela, pues en España no queremos saber nada de aquella dictadura. Ustedes, con piel de cordero, lo único que quieren es el absolutismo y puede que lo consigan si ese señor tan ambicioso de poder, Pedro Sánchez, carente del más mínimo sentido de estado, se doblega a sus exigencias.