La Provincia - Diario de Las Palmas

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Reflexiones sobre el futuro de Canarias

El comportamiento de los datos macroeconómicos de nuestra región en los 15 años de este siglo son ya conocidos, y a ellos me referí en mi conferencia a finales del mes pasado en la Cámara de Comercio de Las Palmas de Gran Canaria. Dejé algo incompletas por razón de tiempo mis consideraciones o reflexiones sobre nuestro futuro. Es lo que pretendo desarrollar en los distintos epígrafes que incorporo:

a) 'El retorno de la Historia'. Es el título de un libro que Joscha Fisher, exministro de Relaciones Exteriores del gobierno alemán de Gerhard Schroder, publicó en el año 2008. En él habla del "círculo de crisis", que se extiende entre el paralelo 22-N y el 32-N, desde la costa de Marruecos hasta el sureste asiático, con Indonesia como límite. En ese cinturón se concentra el 95% de la población de religión musulmana y este intelectual, estudioso y representante del socialismo europeo señaló que serán los responsables de las futuras complicaciones políticas y económicas mundiales. Parece que la Historia confirma esta especie de profecía. Pero lo grave de esta idea es que Canarias se encuentra instalada en el paralelo 28-N y, por tanto, dentro de ese círculo y situada a 1.400 kilómetros de Malí, estado fallido y en manos de los islamistas radicales, de los yihadistas, de los traficantes de armas y de las más diversas drogas que controlan el sur de Argelia y de Libia y tienen misiones contra el mundo occidental que ya conocemos.

La posición geoestratégica de nuestras islas desde el descubrimiento de América, los ataques de piratas y corsarios durante los siglos XVI al XVIII -como describe en su obra nuestro paisano Rumeu de Armas- y la preocupación de Churchill y Roosevelt durante la Segunda Guerra Mundial por evitar que Alemania se apropiase de ellas para su guerra en el norte de África son prueba de ello.

Recalcaré que es el único territorio bajo soberanía de potencias europeas que forma parte de la OTAN y que carece de una frontera internacional reconocida. Nuestra región se encuentra dentro de la Zona Económica Exclusiva marroquí, ya que no existe ningún convenio internacional entre España y Marruecos para la fijación de la mediana, con lo que eso supone de cara a los riesgos potenciales en el futuro. Estamos en el objetivo de estos terroristas, y ya se sabe que contra estos no hay defensa posible ya que las medidas de seguridad no son efectivas al cien por cien. Me remito a lo que estamos viendo y leyendo en la prensa diaria sobre el Sahel y las actividades terroristas. ¿Hay algún reconocimiento a este riesgo real en el que vivimos?

b) La Memoria Histórica. Una expresión de mucho uso en la actual literatura española que utilizaré para poner de relieve el significado que tiene en nuestra región:

1. El Régimen Económico Fiscal. Creo que no se merecen nuestras Islas que los partidos políticos, empresarios y estudiosos empleen en la actualidad esta expresión. Es un desprecio a la historia y a la naturaleza de nuestra sociedad. Tengo que señalar que estoy abierto a dialogar sobre este tema con el que lo desee. Canarias, con la ley de 1900 del entonces ministro de Hacienda Raimundo Fernández Villaverde, se convirtió en el primer territorio bajo soberanía de un país europeo y ubicado fuera del continente que se incorporó a lo que ahora se llama paraíso fiscal, territorio off-shore o territorio de baja fiscalidad. A esto lo llamé, en un artículo que publique en 1963 en Información Comercial Española, en aquel entonces bajo la dirección de Enrique Fuente Quintana, la "Constitución económica canaria", cuando esta expresión era herejética. Nos daba libertad comercial, no aplicación de los impuestos estatales sobre el consumo, no vigencia de los monopolios (frecuentes en muchos países para proteger sectores sensibles o recaudar impuestos) y se establecieron los llamados arbitrios de Puertos Francos sobre determinados productos de lujo y sobre los que se podían producir en las Islas, como fue sobre el azúcar para su protección contra la competencia de Cuba.

Frente a este derecho histórico nos clasifican como regiones ultraperiféricas en el Tratado de la Unión Europea por la decisión tomada por el Parlamento canario en diciembre de 1989, cuando se solicitó la plena integración. Lo chocante es que Bruselas había aceptado en el Protocolo 2 del Tratado de Adhesión de España a la CEE nuestro "derecho histórico" para envidia de muchas regiones comunitarias. Desde entonces Canarias está sometida a la totalidad del derecho comunitario, como establecen las disposiciones vigentes, con ventajas puntuales y por periodos de cuatro o seis años. Esta temporalidad constituye una barrera para las compañías extranjeras y los emprendedores que deseen iniciar negocios nuevos en nuestro territorio. ¿Hay mecanismo para que se pueda recuperar nuestro acervo histórico o régimen histórico?

En el Diario Oficial de la Unión Europea de 19 de diciembre de 2013 se publicó, tras su aprobación por el Consejo, la llamada Decisión de Asociación de Ultramar, cuyo artículo 97 prevé varios cambios, entre ellos el epígrafe en el que se contempla que una región ultraperiférica (ahora figuran aquí nueve) se convierta en un PTU (País y Territorio de Ultramar, de los que existen registrados 21). Luego, existe legalmente esta posibilidad, pero falta que los políticos y toda la sociedad empresarial y sindical sepan de una vez que estamos sometidos al derecho comunitario y podemos, al tiempo, liberarnos de esa situación iniciando los trámites previstos para convertirnos en PTU. Al final de trayecto estará la fórmula que negocie bilateralmente Canarias con Madrid o el Estado español y estoy seguro de que en ese diálogo es posible que nuestra región pueda conseguir un marco legal e institucional adaptado a nuestra historia y a nuestra situación y condiciones geográficas. Y podría llegar a ser un centro financiero y de servicios internacionales con prestigio mundial entre tres continentes. Recuerden que los paraísos fiscales son fruto de nuestro capitalismo.

2. Las enmiendas a nuestro Estatuto. En mi opinión hay dos posibles, que son: los cabildos insulares y la restauración del sistema democrático. Ya en el Fuero de Gran Canaria, dado por los Reyes Católicos en 1494, se creó el cabildo como entidad encargada de gestionar todos los aspectos de la convivencia humana en la isla e incluso asumía la defensa del territorio contra los posibles invasores. Se extendió a todas las islas esta institución y ahora ya vemos el papel que desarrolla ante la política centralizadora e intervencionista que le confiere al Gobierno regional el vigente Estatuto, lo que se complica con las corrupciones que llevan aparejadas estos controles sin límites. Desde la Constitución de los Estados Unidos de 1778 (la primera que se redactó) la democracia significa que "cada persona es un voto", y ello se ha convertido en el santo y seña de los sistemas que se llaman democráticos en el planeta Tierra. La defensa del territorio se podría lograr con alguna centralización en una institución formada por los presidentes de los siete cabildos con derecho de veto en medidas o disposiciones que perjudiquen a las islas menores.

c) Nuestros recursos naturales. Además de nuestra posición y situación geográfica tenemos "nuestro paisaje", desde nuestras costas y fondos marinos a nuestras montañas. Por todo ello recuerdo en esta ocasión mi posición tradicional: Canarias debería ser declarada por la Unesco patrimonio de la humanidad. A quien proceda le reitero que debería iniciar este expediente, acudiendo a expertos reconocidos, para que nuestra región se pueda beneficiar de esta definición. Las ventajas son muchas: significaría que nuestros ciudadanos apostarían por la excelencia en su relación con el medio ambiente; nuestras instituciones políticas se adaptarían a unas reglas internacionales en su gestión; estaríamos en el catálogo de las grandes multinacionales deseosas de buscar lugares para emplazar sus centros de decisión o gestión; las principales fundaciones del planeta estarían dispuestas a colaborar y apoyar proyectos o actividades de prestigio; en definitiva, posicionaríamos la marca Canarias en todos los mercados e instituciones, que siempre redundaría a medio plazo en la creación de empleo y bienestar a nuestros ciudadanos.

d) El turismo como motor económico. En mi libro Canarias ante el siglo XXI, publicado en el año 2001, ya destaqué cómo este sector modernizó y dinamizó nuestra economía, de tal forma que el Producto Interior Bruto per cápita llegó a los 15.000 dólares, casi la media de la Comunidad Económica Europea, llamando a este proceso el "milagro económico canario", similar al milagro japonés y alemán después de la II Guerra Mundial. Me atreví a pronosticar que para el año 2020 se llegaría, vistas la tendencia y las previsiones de la Organización Mundial de Turismo, a los 22-24 millones de visitantes (extranjeros y nacionales). El índice que analicé fue el de Baleares, que con 1,1 millones de población recibía 12 millones de turistas, y ello después de haber puesto en práctica en los años 90 del siglo XX una moratoria debido a la concentración en seis meses de su masa de visitantes, multiplicada por más de diez. Lo curioso de este coeficiente es que está ya vigente en las islas de Lanzarote y Fuerteventura, lo que justificaría mis previsiones. Ahora nuestros políticos y otros son felices con la sufrida moratoria turística y con un total de 13,5 millones de visitantes, a lo que se llegará en este año 2015 gracias a la primavera árabe. Nuestras instalaciones turísticas están perdiendo demandas por falta de plazas para vergüenza y sufrimiento de nuestros parados y excluidos del mercado laboral por la desviación de los europeos que no se atreven, ni se atreverán en muchos años, a ir a los países mediterráneos musulmanes. Y Canarias, al carecer de nuevas ofertas de plazas, no se comerá ni un rosco de este boom.

e) Necesidad de un Plan Canarias de choque. La problemática de nuestras Islas -con estancamiento económico, paro con récord en las estadísticas españolas y comunitarias, desequilibrio social y pobreza del 40% de la población, según los modernos índices europeos y del INE, y con niveles bajos de educación, formación profesional y un lamentable nivel de estudio de los idiomas más usados por los visitantes- explica la necesidad de un plan de choque para que no trascienda este malestar social a los medios públicos. Es necesario recordar el Plan Canarias que el gobierno socialista de Rodríguez Zapatero aireó en un Consejo de Ministros celebrado en Las Palmas de Gran Canaria en 2010 en el que ofrecía 25.000 millones de euros para diez años. Lo llamé "pitorreo nacional".

A todo lo anterior hay que añadir nuestro papel como la única región comunitaria fuera de Europa que forma parte de la OTAN.

Mi propuesta, como urgente y necesaria, es la elaboración de este Plan por un periodo de cinco años, con unas inversiones anuales entre 5.000 y 7.000 millones de euros. Infraestructuras, embellecimiento de nuestras zonas turísticas, carreteras, pueblos y ciudades, potenciación de la educación y estudio de los idiomas, fortalecimiento de las zonas empresariales para facilitar nuevos proyectos de inversión en sectores tecnológicos y aprovechamiento de los recursos marítimos o aumentar en más de 15.000 hectáreas los cultivos de hortalizas, flores, frutales, etcétera, son algunas de las líneas de este vital plan de rescate de nuestras Islas.

Para los incrédulos y hombres de poca fe les recuerdo dos territorios: Hawái (Estado número 51 de Estados Unidos) y Puerto Rico (Estado Libre Asociado de EE UU). Las transferencias de recursos financieros anuales para ambos son del 25% del PIB, que las entidades federales cumplen con puntualidad por razones políticas y estratégicas.

Punto final. Creo que nuestra región se encuentra en el punto kilométrico cero. Con ello quiero decir que el modelo actual no es viable o de recibo en esta economía globalizada y sometida a presiones varias. Las ideas señaladas llevan cierto tiempo para madurarlas, elaborarlas y llevarlas a la práctica. Siendo optimista acabará este década sin que algo similar a lo expuesto sea realidad. Pero lo que está para mí claro es que lo que no se prepare para la próxima década, de 2020 a 2030, será un riesgo de graves consecuencias ante los datos macroeconómicos que actualmente disfrutamos.

(*) Técnico comercial y economista del Estado

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