Hace no tanto, el sistema español estaba al borde del colapso, con la calle desbordada por la indignación, la marea independentista subiendo imparable, las instituciones deslegitimadas por la corrupción y la falta de credibilidad, la monarquía tambaleándose, los buitres de los mercados sacándonos las tripas y el paro creciendo. ¿Ya no nos acordamos? Hoy la calle ha entrado en las instituciones y les dará otra vida, la hoja de ruta independentista se desdibuja, la monarquía se ha rehabilitado, la confianza internacional está restaurada, Bueno, tenemos los problemas de gobernabilidad de cualquier país plural de nuestro entorno, pero, caramba, la catástrofe de la que tan cerca estuvimos ha quedado atrás, y en lugar de pensar que el electorado nos ha metido en un lío podríamos celebrar la vuelta a la vida.
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