La Provincia - Diario de Las Palmas

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Vive rápido y toca lo más alto que puedas

Hay cosas que no se discuten en el universo del rock duro. Una verdad absoluta, esculpida en la tabla de los mandamientos del heavy metal, es la que reza que Lemmy Kilmister era el más duro, el más fuerte y el más salvaje de los músicos. Más rápido que nadie; más auténtico que nadie. "Vive rápido y muere viejo", era su lema. Y lo cumplió hasta las últimas consecuencias. Porque su vida fue una carrera a toda velocidad, sin pisar jamás el freno, por la carretera de los excesos. De todos. "Si mi vida fuese una película debería terminar con rayos y truenos, mientras yo desaparezco en la cima de una montaña, dejando atrás una placa que dice: 'Os he engañado. De nuevo". Así era él, un icono.

Su gorro de cowboy, su barba, su verruga en la mejilla, su botella de bourbon Jack Daniels, su dedo corazón en alto y, sobretodo, su bajo Rickenbacker 4004 LK, mitad instrumento mitad obra de arte, enchufado a su Marshall de dos cabezas: Killer y Murder One.

Alucinó al ver The Beatles en The Cavern y trabajó como 'pipa' de Jimi Hendrix en Inglaterra. "El tipo era justo. Si le llevaba 10 tripis, me daba tres. El resto se los comía al instante", aseguró. Y debutó como bajista con Hawkwind sin apenas conocimientos. Le echaron y, como venganza, se acostó con sus novias. En el 75 formó una banda llamada Bastards, pero su manager les dijo que no llegarían ni a la vuelta de la esquina con ese nombre. Lo cambió por Motorhead. Eddie Clarke y Phil Taylor se unieron más tarde al proyecto para volar bajo la máxima de Deep Purple: "Toca lo más alto que puedas". Lemmy lo hacía al nivel 11 de su ampli, sin ningún pedal de por medio, con las pastillas de su Rickenbacker al máximo y los controles de graves muy bajos. Así dio forma a un sonido inconfundible, tan cálido como puro al carecer de distorsión. Ace of spades, Overkill, Iron fist, No class o Bomber pertenecen al mejor repertorio del rock sin etiquetas. Con la velocidad, la crudeza y la pasión que escupía sus letras y atronaba su bajo logró ser el único referente del heavy metal que fue respetado por la escena punk, según declararon los Sex Pistols.

Todo el mundo lo quería. El documental Lemmy (2010) le dio a conocer entre el gran público como uno de los personajes más entrañables del rock y como el autor de un repertorio de frases para la posteridad. Entre sus excesos deja una de las mayores colecciones privadas de tanques del ejército nazi y una lista de amantes que ronda las 1.200 mujeres. "No soy rockero todo el día, a veces paro para dormir". Leyenda.

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